Caricias que matan

Carlos Mariños nació en 1960 en un suburbio de la ciudad de Lima, Perú, donde se casó en 1984 con Laura Sánchez, con quien luego iba a tener cinco hijos. Su llegada a la Argentina ocurrió a principios de 1990 cuando se instaló junto a otros compatriotas suyos en el partido bonaerense de Avellaneda.
Poco después de su arribo, Mariños se encontró con José Soto, de nacionalidad peruana y quien precisamente le había propuesto viajar a Buenos Aires. El “Cholo” –como le decían a José- también había nacido en 1960 en las afueras de Lima y durante su juventud estuvo internado en un instituto de menores.
A los 18 años, Soto abandonó su Perú natal para probar suerte y viajar por el mundo hasta que en 1988 el “Cholo” se instaló en Bueno Aires, donde dos años después le propuso a Mariños llevar adelante un negocio que en Argentina estaba floreciendo: formar un grupo de musical tropical.
Así fue que entre Soto y Mariños formaron a fines de 1991 el grupo bailantero “Caricias”. El primero como representante de la banda y el segundo como el cantante principal. Además del vocalista, la banda estaba integrada por otros cinco peruanos que residían en Avellaneda.
Al representante, el negocio le resultó muy beneficioso ya que en poco tiempo se convirtió en el manager de decenas de artistas bailanteros, entre ellos, la mítica “Gilda”. Al cantante de Caricias, en cambio, la carrera musical le trajo dinero y fama, pero sólo al principio, ya que con el correr de los años surgieron los problemas con el “Cholo”.
En 1992, cuando el grupo grabó su primer disco con temas populares como “Quinceañera” y “Prueba de amor”, Mariños y Soto tuvieron su primer enfrentamiento por la autoría de los temas de Caricias ya que el “Cholo” los había registrado a su nombre para cobrar las regalías.
Esas diferencias llevaron a los pocos años a disolver Caricias, sin embargo, las disputas económicas no lograron separar tan fácilmente a Soto de Mariños, quienes luego formaron un nuevo grupo de música tropical: Caracol.