Tuvieron que pasar cinco fechas para que quedara en evidencia que River no era un equipo perfecto. Errar es humano y los jugadores de Ramón Díaz erraron mucho, y lo pagaron muy caro. ¿Qué esperaban? ¿Los millonarios no se pueden equivocar? Lo cierto es que después del 1-1 ante Español hubo algunos comentarios en la prensa que no me agradaron. Por ejemplo, un diario deportivo culpó al árbitro Aníbal Hay de haber influenciado en el resultado final cuando, en realidad, el factor que más influyó fue el desempeño de los gallegos, que jugaron su mejor partido en muchísimo tiempo. Los dirigidos por Cavallero sorprendieron a todos cuando salieron a atacar a su rival. Nunca renunciaron al toque y siempre fueron agresivos. Además, contaron con el uruguayo Parodi quien con picardía y talento se convirtió en la figura de la cancha. Por el lado de River, poco y nada. Sólo Bonano y Astrada estuvieron a la altura de las circunstancias y fueron los que se cargaron el equipo al hombro. Muy poco para un conjunto que pretende salir campeón. Los millonarios no tuvieron respuestas anímicas y futbolísticas, y llegó al empate por decantación.
El tema de la jornada fueron los yerros y si no me creen, fíjense en Chilavert, quien tuvo una tarde nefasta. Vélez, con jugadores habitualmente no titulares, perdió merecidamente 1-0 ante Unión pero el resultado bien pudo haber sido distintos si el arquero paraguayo no erraba dos penales. Las dos veces que Chilavert se paró para patear desde los doce pasos sobró a Yorno y remató con displicencia. Y así le fue. Aunque el arquero velezano volvió a marcar un récord: fue el primero en el puesto en errar dos penales en un mismo partido.
Pero sin dudas, lo más destacado de la fecha fue el regreso del “Beto” Márcico a las canchas después de 265 días en los que estuvo ausente por lesión. Regresó con Gimnasia y ante Independiente, el equipo justamente dirigido por su amigo Menotti. Esta vez, el destino se portó bien con el Beto al juntarlo con el Flaco en uno de los momentos más emocionantes de su carrera.
El partido fue discreto y sólo sobresalió el joven “Chirola” Romero del Lobo, quien metió dos golazos, el segundo de tijera. Gimnasia ganó 2-1 y acentuó la mala racha de Independiente, que volvió a demostrar que insinúa más de lo que logra, siempre le faltan cinco pa´ el peso y se queda con las manos vacías. Esta vez, no mereció perder pero pagó carísimo sus errores, especialmente las expulsiones, una muestra del nerviosismo con el que juega el Rojo, esos mismos nervios que hacen del achique un suicidio.
Y la vuelta de Márcico no tuvo manchas. La gente lo alentó siempre y dentro de la cancha sus compañeros lo apoyaron y buscaron permanentemente para que se luciera. Al “Beto” sólo le faltó ritmo, algo normal para un jugador que venía de una inactividad tan larga. Pero su talento sigue intacto.
También hubo reencuentros la noche del viernes en la Bombonera cuando Boca volvió a ganar, a jugar bien y se amigó con su hinchada. Y algo parecido le sucedió al “Manteca” Martínez, quien convirtió cuatro goles y cambió silbidos por aplausos. Del partido ante Huracán de Corrientes, podemos marcar dos momentos que ocurrieron a partir de la expulsión del defensor visitante Reinoso. Once contra once, los correntinos inquietaron a Boca y éste no encontró la formar de crearle peligro a Mele, y si se fue al entretiempo 1-0 arriba fue por el oportunismo de "Manteca" y porque Guzmán se atajó todo.
En el segundo tiempo, los visitantes, al encontrarse en desventaja numérica, renunciaron a atacar y le cedieron la iniciativa al local. Así apareció la claridad de Peralta y Riquelme en el medio y el olfato goleador de Martínez. Boca terminó 4-1, mostrando contundencia y algunos buenos rendimientos individuales, argumentos suficientes para soñar con ganarle a River en la próxima fecha.
Por su parte, San Lorenzo venía de golear a Boca y estaba ahí nomás del puntero River, pero en Vicente López lo frenaron en seco. El equipo de Castelli extrañó a los jugadores que se habían ido con la Selección y en vez de ser protagonistas se mostraron como víctimas. Sólo Silas intentó hacer olvidar la ausencia de sus compañeros y demostrar que podían ganar sin ellos. Pero con las buenas intenciones del brasileño no alcanzó para vencer a Platense.
En el primer tiempo, los de Boedo estuvieron distraídos y a pesar de haber arrancado ganando, el Calamar se lo dio vuelta. En el complemento, Platense se replegó y a San Lorenzo le faltó precisión y claridad para remontar el partido, y finalmente, los locales liquidaron el asunto en una contra: 3-1 y a la bolsa. El Santo pecó y perdió una buena oportunidad de acercarse a la cima de la tabla de posiciones.
Mientras tanto, en el Cilindro de Avellaneda hubo un partido entre Racing y Estudiantes en el que la Academia mostró lo de siempre: incertidumbre y desesperación, las mismas que desde 1966 se volvieron una presión devoradora de jugadores, técnicos y dirigentes. Por el lado del Pincha tampoco hubo novedades: se nota que tiene un plantel reducido incapaz de brindar espectáculo, que gana regularmente pero nunca termina de redondear una buena actuación. Este equipo del “Profe” Córdoba no respeta un estilo, viaja entre sistemas tácticos más embarulladores que innovadores. Y no estoy en contra del entrenador pero sí creo que la táctica se define a partir de los jugadores con los que se cuenta y no al revés. En fin, la realidad mostró que la monotonía de Racing se impuso 1-0 sobre los cambios permanentes de Estudiantes.
Respecto del resto de la fecha, cabe mencionar que Lanús y Central no levantan cabeza, empataron 0-0 y siguen decepcionando a todos. Por el descenso, Banfield perdió 3-2 ante Newell´s, Ferro le ganó 4-3 a Huracán de Parque Patricios, y Gimnasia de Jujuy cayó 4-1 ante Colón, y este último se colocó a un punto de River.
AA
Marzo 1997