Entradas y medidas de (in)seguridad

Los elementos que convirtieron a este choque en un evento único fueron, sin duda, los extra futbolísticos, aunque éstos no influyeron de manera directa en el desarrollo del juego de ambos partidos. A 11 días del primer encuentro había un revuelo bárbaro: los dirigentes se peleaban por la cantidad de entradas y el Comité de Seguridad Deportiva seguía con a idea de jugarlo de día, para mayor seguridad, propuesta que despertaba la ira de los canales de televisión que perdían millones en materia de publicidad ya que la tarde cotiza menos que la franja central que es la nocturna.
Sobre las entradas el tema no era nuevo. Para el clásico del 16 de mayo Boca ya había anunciado que era la última vez que entregaba sus dos bandejas al equipo visitante porque eso implicaba que una gran cantidad de sus socios se quedaba afuera.
Mauricio Macri, presidente de Boca, dijo el domingo 30 en declaraciones radiales: “Hace tiempo que tenemos un problema grave de espacio y no poseemos una cancha tan amplia como el Monumental. La idea de Boca es darle una sola bandeja a los hinchas de River. Lo hablé con José (por Aguilar) y espero que lo entienda. Nosotros tenemos que resolver el problema interno nuestro. Si después River nos da pocas entradas para la revancha en Núñez, no me preocupa. No tengo problemas que ellos hagan lo mismo. No me meto en la política de River. Si él quiere hacer una cuestión equitativa...".
Aguilar salió inmediatamente a responderle a Macri: "Si Boca nos da menos entradas, River hará lo mismo. Nosotros también tenemos un problema con los socios. Es un juego de reciprocidades. La actitud de Boca, de darnos sólo 5000 entradas, no la comparto, pero la puedo entender. Si la gente de seguridad nos dice que sólo se juega con hinchas locales, batallaremos, pero la prioridad será la seguridad".
Pero ninguno de los dirigentes tenía la última palabra, por lo que todas las miradas estaban puestas en el miércoles 2 de junio cuando el Comité de Seguridad se iba a reunir para definir los horarios en que se iban a disputar los partidos y el operativo policial que se iba a implementar.
De todos modos, ya se vaticinaba cual sería su veredicto con respecto a las medidas a tomar. Tanto la Policía Federal como las autoridades del Gobierno porteño ya habían hecho pública su intención de que los partidos se jugaran de día ya que eran considerados de “alto riesgo”.
Lo cierto es que el Comité ya había cambiado las fechas de los partidos. En un principio se iban a disputar el 9 y el 16 de junio, pero se pasaron al 10 y 17 del mismo mes. Esto demostraba que no iban a dudar en cambiar los horarios también.
Macri se oponía claramente a que esto sucediera: "El Gobierno no puede bajar el mensaje de que, si no puede garantizar la seguridad, cierra los restaurantes. No creo que la gente ligada a la televisión acepte que se juegue de tarde".
Lo cierto es que el tema de la seguridad fue un elemento central desde mucho antes que se disputaran los superclásicos coperos y especialmente con Boca y su estadio.
Luego de que los xeneizes perdieran el partido por el campeonato frente a River el 16 de mayo, la Bombonera fue vetada tras una serie de irregularidades. Eso motivó que el equipo de la ribera disputara su encuentro frente al Sao Caetano en la cancha de Racing, de Avellaneda.
Pero el veto fue levantado unos días después y Boca volvió a utilizar su estadio frente a Arsenal por el Clausura. Allí se dispuso un operativo especial para controlar a la hinchada local y todo transcurrió normalmente.
Por su parte, el entonces juez de Instrucción porteño, Mariano Bergés, quien llevaba varias causas contra el líder de la hinchada boquense, Rafael Di Zeo, y otros miembros “La 12”, opinaba que no había inconvenientes para que el partido se disputara a las 21.
"Yo no soy un especialista en seguridad, pero creo que no hay ningún problema para que se juegue de noche”, sostuvo a partir de la conformidad que le había generado el operativo realizado en Boca-Arsenal.
“Quedó claro que si la Policía y los dirigentes quieren y trabajan de acuerdo, los barrabravas desaparecen sin problemas. Y si lo pudieron hacer la otra noche contra Arsenal, lo pueden hacer también contra River”, señaló Bergés.
En tanto, Javier Castrilli, titular del Programa de Seguridad de Espectáculos Futbolísticos (Prosef), que dependía por entonces del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, había anticipado que su intención era que los partidos entre Boca y River por la copa se jugaran de día. "Para mí, los dos encuentros tienen que terminar con luz diurna por una cuestión de seguridad", sostuvo el ex árbitro.
En Boca, la Comisión Directiva se reunió el lunes 31 de mayo y decidió que a River le iban a dar una sola bandeja y el codo: es decir, 5.000 entradas. "Ellos podrán hacer lo mismo cuando juguemos en el Monumental", dijo el vicepresidente del club xeneize, Pedro Pompilio, al salir de la reunión.
A estas alturas ya se especulaba en como sería el operativo de seguridad para el primer partido. El comisario Vicente Cayetano Grecco, de la comisaría 24ª, con jurisdicción en la Bombonera, comenzó a trazar un bosquejo preliminar del despliegue policial que tendría entre 1.000 y 1.200 efectivos.