17-16

Pasaron 16 días de la desaparición de los Pumba y la fiscal Magoo empezó a evaluar seriamente la posibilidad de ofrecer uan recompensa para aquellas personas que aportaran datos que al esclarecimiento del caso. La idea surgió del ministro Hutch, quien solía recurrir a esa herramienta aunque en situaciones en las que se acredita que se trata de un delito penal.
“La investigación es intensa. Es día a día. Hay pistas que se van desdibujando con el correr de los días y otras que cobran un poco más de peso”, explicó la funcionaria judicial, que aclaró que no había un “límite temporal” para seguir buscando.
En tanto, aquel día los detectives policiales regresaban frustrados de la provincia de Somoza, en el extremo oeste del país, a casi mil kilómetros de Nobleza. Los efectivos se habían trasladado hasta allí, siguiendo una pista vinculada a la actividad laboral de Federico.
El dato que había recibido la policía de Somoza era que la familia buscada podía estar oculta en uan comuna cercana a la capital donde Federico había estado días antes de desaparecer por cuestiones de trabajo, pero la búsqueda dio resultados negativos.
“Federico era asesor de imprenta y me llevaba adelante todo el sistema de calidad, y tuvimos una auditoria por una certificación, a la que vino gente de Buenos Aires”, explicó Walter Castro, el dueño de la imprenta de la comuna.
Pero el propio imprentero descartó en una entrevista con los medios de Somoza que los Pumba estuvieran en la provincia.