El crimen del militante XVIII

El lunes 12 de noviembre declaró como testigo en el juicio por el crimen de Ferreyra la periodista del canal de noticias C5N, Gabriela Carchak, quien cubrió la manifestación y los incidentes previos al homicidio junto al asistente de cámara Polito, quien anteriormente ya había dado su versión de los hechos ante el tribunal.

La periodista aseguró que se trató de “una agresión” del grupo ferroviario contra los manifestantes, no de un “enfrentamiento” entre ambos grupos.

De acuerdo a la testigo, los manifestantes “no tenían nada, ni piedras, ni armas ni palos. Eran mujeres, gente grande con chicos que ya se retiraban del lugar cuando fueron agredidos”. [1]

La periodista contó cuando los agresores corrían a los tercerizados, un policía de civil se le acercó a ella y su equipo y les dijo que se fueran del lugar porque los “iban a matar a todos”.

Carchak indicó que fue un miembro del grupo de los ferroviarios con cuello ortopédico y otro de pelo largo, rubio y con colita, los que obligaron al camarógrafo a dejar de filmar lo sucedido ante la amenaza: “Te rompo todo”.

Por su parte, Gustavo Frias, también miembro del mismo equipo periodístico, declaró en igual sentido que la testigo y precisó que el grupo agresor lo integraban unas “cincuenta o sesenta personas” y coincidió en que el ataque se produjo cuando los manifestantes se estaban retirando.

Mientras que n la audiencia del día después, el imputado Uño solicitó declarar y le pidió perdón a la madre del militante asesinado.

En su descargo, el acusado admitió haber tirado piedras y perseguido los manifestantes pero aseguró ser inocente del crimen.

“La compadezco y le pido perdón. Yo estuve allí pero no maté a nadie”, dijo Uño en referencia de la madre de la víctima. [2]

Respecto de los incidentes, el picaboletos que prestaba servicios en la estación Claypole, dijo que tras impedir a pedradas que los manifestantes cortaran las vías se originó una persecución por las calles adyacentes al terraplén.

“Quería seguirlos, correrlos para que se vayan lejos”, relató el acusado que se reconoció con buzo negro en la primera fila del grupo de los ferroviarios que inició la persecución aunque aclaró que él no siguió corriendo y que nunca estuvo “delante de Favale”. [3]

Sobre el sindicado tirador, Uño admitió conocerlo ya que ambos son hinchas del club Defensa y Justicia, al tiempo que negó haber sido quien recogió las armas disparadas.

“Estoy acá por gil, por haber tirado una piedra”, afirmó el imputado y luego culpó al testigo protegido Alejandro Benítez de haberlo acusado falsamente.[4]

Por otro lado, en la jornada del jueves 15 de noviembre comenzó una seguidilla de declaraciones testimoniales de efectivos policiales, y entre los primeros estuvieron Rodolfo Alí, Marcos Brousson, Gastón Domec, Carlos Farías y Eduardo Barberán.

En octubre de 2010, Alí era director de la sala de situación de la Dirección General de Operaciones (DGO) de la Policía Federal pero el día del hecho no se encontraba en su puesto. De todos modos, el testigo aseguró que la DGO era responsable la estructuración y dirección del operativo policial sobre la manifestación en favor de los tercerizados.

Por su parte, Brousson, quien se desempeñaba en la Superintendencia de Transporte de la Policía Federal, declaró que él concurrió el día del crimen a Avellaneda por decisión propia ya que no había sido convocado para el operativo de seguridad.

“Los de la Unión Ferroviaria estaban ahí, defendiendo sus puestos de trabajo y su disidencia con el otro grupo”, afirmó el policía. [5]

Y agregó que el avance de los ferroviarios sobre los manifestantes fue “una bravuconada” y que se retiró junto a su compañero Mansilla, en referencia a uno de los policías acusados, ya que no la pareció “un incidente grave” esa primera agresión.

Por último, Brousson se contradijo ya que aseguró que el jefe del operativo era un tal Premuda –ya fallecido- cuando en la etapa de instrucción había dicho que fue su amigo Mansilla.

En tanto, Domec, Farías y Barberán, quienes prestaba servicios en la División Roca, coincidieron en sus respetivas declaraciones al afirmar que ninguno de ellos contaba con “trucking policial” –aparatos cuyos comunicaciones no quedan grabadas- y que todos sus llamados fueron por Nextel. También negaron haber sido el policía de civil que amenazó al equipo periodístico de C5N.