El empresario Cozza salió la madrugada de aquel jueves caluroso de enero de 2003 de su restorán Dallas, ubicado en plena avenida Del Libertador, a la altura de la coqueta Martínez, a bordo de su camioneta 4x4 y a gran velocidad, como si se lo llevara el diablo.
El gastronómico, de cuarenta y pico, inició entonces una frenética y alocada persecución de un remís en el que viajaban rumbo a San Fernando cuatro jóvenes, entre ellos Marcos, quiénes habían estado momentos antes es su local.
El conductor de la camioneta comenzó a hacerle juego de luces al remisero y al cabo de unas siete cuadras, siempre sobre la avenida, Cozza se puso a la par del auto y, desde el interior de la 4x4, disparó 14 veces con su pistola 9 milímetros.
Los balazos impactaron en la parte trasera del remís, ocupada por Marcos y sus amigas Paula y Gisella. El joven murió casi en el acto al recibir tres impactos en la espalda, mientras que las chicas y el remisero sufrieron diversas heridas.
El único de los tripulantes del auto que resultó ileso fue Marcelo, el amigo de Marcos.
Tras el ataque, Cozza huyó, mientras que las jóvenes y el remisero fueron trasladados al hospital de San Isidro para ser asistidos de las lesiones sufridas.
El día después del hecho, en una casa propiedad del empresario prófugo ubicada en Santa Rita, y en el interior de Dallas, los investigadores del crimen de Marcos secuestraron dos pistolas 9 milímetros, dos carabinas, un revólver 22 y otra arma de fuego de puño.
El fiscal de la causa ordenó entonces someter a esas armas incautadas a los peritajes balísticos de rigor para determinar si alguna de las pistolas era el arma homicida.
Durante el allanamiento, el hermano del sospechoso dijo a los policías que el empresario buscado se encontraba en Pinamar pero rápidamente determinaron que se trataba de una pista falsa, por lo que continuaron con los operativos de rastrillajes en otras ciudades de la costa atlántica bonaerense.
Mientras tanto, la situación de Cozza se complicaba más ya que varios testigos presenciales del crimen de Marcos lo señalaron ante la Justicia como el asesino.
En el caso de las dos mujeres que acompañaba a la víctima, éstas hicieron una breve declaración ante la policía mientras estaban internadas en el hospital donde se reponían de las heridas de bala sufridas esa trágica noche.
A partir de los datos reunidos hasta ese momento, los investigadores apuntaban a la hipótesis de una disputa pasional como móvil del crimen ya que Paula aparentemente había tenido una relación con Cozza y la noche del homicidio ella estuvo en Dallas besándose con Marcos y el empresario los vio y así estalló de ira.
De acuerdo a esa pista, los pesquisas creyeron que por esa razón Cozza primero echó a Marcos de su complejo gastronómico, luego lo persiguió y finalmente lo acribilló a tiros. Es más, sospechaban que la idea original del empresario era matar a todos los que viajaban en el remís.
Es que Cozza ya se había ganado hacía tiempo una reputación de hombre muy violento y mientras estuvo prófugo comenzaron a conocerse historias de suma brutalidad que compartió con su hermano, cómplice en casi todo.
Por ejemplo, en 1995 Cozza había sido condenado por el delito de exceso en la legítima defensa cuando persiguió a un joven que aparentemente le había robado y lo mató a balazos.
Y contemporáneamente al crimen de Marcos, el empresario tenía una causa abierta por amenazar con un arma de fuego al dueño de un restorán de la competencia.
Parecían tan peligrosos los hermanos Cozza y sus amigotes mafiosos que el intendente de San Isidro le pidió al ministro de seguridad bonaerense y al fiscal general que protegieran a los policías y funcionarios judiciales que investigaban el crimen del joven Marcos.
“Ya se conocía el perfil de Cozza, pudo haberse tomado medidas preventivas. Pudo haberse evitado la muerte de Marcos”, señaló el ministro.