Al octavo día de iniciada la desesperada búsqueda de los Pumba, los periodistas abocados a los temas de “información general” y “policiales” presionaban a los investigadores. Estaban todo el tiempo atentos a la más mínima información que pudiera surgir del expediente. Por eso, los pesquisas dejaban deslizar datos en off the record para poder satisfacer, en parte, semejante demanda.
Desde la policía, una alta fuente indicó que cuatro días después de la desaparición se había activado “una microseñal” del teléfono celular de Gisela en la zona de Caballol, más al sur de Nobleza, bien en el centro de la provincia.
Esa pista generó un enorme revuelo, sin embargo, la fiscal Magoo luego desmintió totalmente esa versión y comunicó que la única novedad era que se estaban haciendo controles auto por auto en las rutas provinciales.
Al mismo tiempo que la información se contradecía, un joven residente en Florencio, en el límite oeste de la provincia, se presentó ante la policía de ese pueblo y denunció que había visto a los cuatro integrantes de la familia Pumba pasear por un centro comercial local.
"Estaban los cuatro juntos, tranquilos y no se vio ninguna situación rara", sostuvo el denunciante, Marcos Cerro, quien dijo que los reconoció horas después cuando vio sus fotografías en un noticiero de la televisión.