Durante la década del 60´ hubo doce directores técnicos que se hicieron cargo del equipo nacional. José María Minella, el entrenador que estuvo en la Copa de las Naciones, era el número seis, después del "Toto" Lorenzo, Néstor Rossi, Jim López, Horacio Torres y José D´ Amico.
Minella formó un grupo heterogéneo, mezcla de experiencia de algunos jugadores que habían estado en el Mundial de dos años atrás, como Rattín y Ramos Delgado; y la juventud de jugadores con mucho futuro, que de hecho estarían en 1966 en la Copa del Mundo de Inglaterra como el caso de Artime, Perfumo y Onega, entre otros.
Argentina llegó a Brasil el 28 de mayo y se concentró en el Hotel Exelsior de Copacabana, en Río. Allí, en el famoso estadio Maracaná arrancaría la Copa el día 31 ante Portugal con un triunfo justo pero opaco, con goles de Rojas y Rendo, y una gran actuación del arquero Carrizo.
El entrenador argentino quedó conforme con el resultado, pero sabía que la performance de sus dirigidos había dejado bastante que desear, más teniendo en cuenta que debía enfrentar al Brasil de Pelé. “Sabía que Portugal no nos podía ganar pero nuestro equipo no jugó lo que es capaz, pues puede rendir mucho más”, dijo Minella.
Brasil era el gran peligro y Pelé su arma letal. Un día antes del triunfo argentino, el Scratch había inaugurado la copa con un triunfo aplastante sobre Inglaterra por 5 a 1. El Rey Pelé fue la gran figura del partido con tres asistencias y un golazo. Es más, el capitán inglés, Bobby Moore, fue a pedirle la camiseta después del encuentro.
En Gran Bretaña no hicieron más que hablar del jugador brasileño. “Inglaterra aplastada por el diamante negro”, tituló The Times, mientras que Frank McGhee, del Daily Mirror opinó: “No permitan jamás que alguien les diga alguna vez que un hombre no puede hacer un equipo o que pueda ganar un partido o desmoralizar y demoler por sí mismo a otros once jugadores. Esto lo realizó un jugador que es ajeno a este mundo. Pelé es un genio, un mago, es el futbolista más grande que he visto y que veré”.
El equipo argentino sabía que si neutralizaba a Pelé tenía grandes posibilidades de ganar. “A este negro hay que ponerle un hombre fijo, hay que sacrificar a un jugador”, dijo Ramos Delgado luego de la goleada brasileña ante Inglaterra.
Tenía razón el defensor de River ya que Minella le puso encima a José Mesiano, un marcador de Argentinos Juniors. Mesiano volvió loco a Pelé, a tal punto que el brasilero le pegó un cabezazo que le fracturó la naríz. A pesar del incidente, el 4 de junio Argentina derrotó, en San Pablo, a Brasil por 3 a 0 con dos goles de Telch y uno de Onega en un resultado histórico para el fútbol argentino.
Diego Lucero, recordado periodista deportivo, enviado especial a Brasil por el diario Clarín escribió: “Once jugadores que le devolvieron al fútbol argentino su antigua gloria”. Y no era para menos ya que se trató de uno de los mayores triunfos argentinos en este deporte porque cambió definitivamente la imagen de la selección ante los ojos del mundo entero.
“Argentina demostró en tierra de campeones que sabe ganar”, dijo Minella, quién recibió todos los elogios por el planteo táctico que le opuso al equipo local y que fue la clave del éxito.