El adiós a la catedral del fútbol

El Empire Stadium o el estadio de Wembley, como se lo conoce mundialmente, se ganó merecidamente con el correr de los años, el privilegio de ser “la catedral del fútbol”. Y como tal no pudo evitar ser nuevamente escenario de un clásico entre ingleses y argentinos. En un principio se promocionó el encuentro del 23 de febrero de 2000 como el último partido en la historia de esa mítica cancha, aunque eso no se concretó ya las remodelaciones del mismo se postergaron.
Basta con repasar algunos datos históricos del fútbol para darse cuenta que jugar en Wenbley es privilegio de unos pocos. Por ejemplo, jugadores extraordinarios como el brasileño Pelé, el holandés Johan Cryff y hasta el propio Alfredo Distéfano, nunca tuvieron la oportunidad de jugar allí. Pero el que si lo logró fue Diego Maradona en 1980.
“Nunca jugué en ningún lugar donde me haya sentido tan cómodo y feliz como en Wembley”, sostuvo Sir Robert Bobby Charlton, uno de los más grandes futbolistas ingleses de la historia, campeón mundial en 1966 y figura del Manchester United.
El Empire Stadium tuvo una rica y muy interesante historia. En los 1880´, cuando el fútbol daba sus primeros pasos, esta construcción distaba mucho del que se veía en el 2000, en fisonomía y utilidad. Se llamaba Wembley Park Leisure Grounds y allí se disputaban los torneos de cricket.
El paisaje estaba compuesto por una pista de atletismo, fuentes, cascadas y caminos adornadas con flores. Es más, en 1889, el director del Metropolitan Railway, Sir Edward Watkin, con el fin de promover el uso del tren, construyó una estación ferroviaria que se unía con la de Londres.
Así nacieron las Torres Watkin, que luego se conocieron como las Twin Towers. La idea original era construir cuatro torres de 350 metros de alto cada una. Pero el proyecto nunca se terminó por falta de fondos. De esta manera quedaron sólo dos, de sólo 61 metros de altura.
Wembley fue hasta 1918 un centro turístico más que un estadio deportivo. Ese año, además de ser utilizado como campo de golf, el gobierno decidió realizar la British Empire Exhibition y utilizó las 219 acres de este parque para construir lo que se llamó The Empire Stadium.
La construcción estuvo a cargo de los arquitectos Sir John Simpson y Maxwell Ayerton, y el ingeniero Sir Owen Williams. Les tomó poco más de 300 días levantar las paredes de la edificación, hechas con 25 mil toneladas de concreto y 1.000 de acero. El costo total de la obra fue de 750 mil libras, algo así como 1.200.000 dólares.
La Empire Exhibition fue inaugurada por el Rey Jorge V el 23 de abril de 1924. El evento fue un éxito rotundo. El estadio estuvo adornado Una vez más con fuentes, jardines y lagos, y hubo pabellones de cada uno de los países que mostraban sus estilos arquitectónicos. Fue una atracción irresistible para las 27 millones de personas que la visitaron entre los meses de mayo y octubre.
Pero un año antes, ya se había llevado a cabo el primer evento deportivo de grandes magnitudes. En la pista de atletismo se jugó la final de la “White Horse Cup”.
Luego, en 1955, se colocaron las luces artificiales en todo el estadio mientras que en 1963, con motivos la Copa del Mundo de 1966, se puso en funcionamiento el tablero electrónico hecho íntegramente de aluminio.
En el césped ocurrieron hechos destacables que quedaron en la historia del deporte. Uno pertenece al fútbol, como la consagración de Inglaterra en el Mundial de 1966 y el otro al evento más grande después de una Copa del Mundo, y se trata de los Juegos Olímpicos de 1948.
Sin embargo, hay un hecho que los ingleses hinchas del fútbol recuerdan más. En mayo de 1981 jugaron el Manchester City y el Tottenham Hotspur la final de la edición número 100 de Copa inglesa. Era un clásico duelo entre las ciudades portuaria del sur y la de Londres.
En el Tottenham jugaban los argentinos Osvaldo Ardiles y Julio Ricardo Villa, que habían llegado a Inglaterra en 1978, luego de haber salido campeones mundiales con Argentina.
El hecho es que Villa marcó dos goles y su equipo ganó por 3 a 2. Sin embargo, el segundo gol suyo, el tercero del equipo, el del triunfo, fue una obra de arte ya que el argentino eludió a tres defensores dentro de área antes de marcar.
Esta anotación fue elegida por los ingleses como el mejor gol de la historia del fútbol de su país. Todo un logro para un argentino en tierras británicas.
Pero el estadio de Wembley tuvo en sus últimos años poca actividad deportiva ya que sólo se jugaban los partidos de los seleccionados de rugby y fútbol, y las finales de la FA Cup, el torneo más tradicional de Inglaterra. También fue muy frecuente la organización de grandes conciertos de rock, hasta que en octubre de 2000 finalmente lo cerraron para remodelarlo por completo.
El nuevo diseño del estadio implicó derrumbar las míticas torres gemelas de Watkin y colocar un arco del triunfo. Este nuevo símbolo se eleva 133 metros por arriba de los 52 de toda la estructura, y la flamante fachada está orientada hacia el oeste de la ciudad de Londres y al fondo norte de la Villa Olímpica.
La capacidad del estadio pasó de 80 mil a 90 mil espectadores que ahora se sientan cómodamente en butacas de 80 centímetros de ancho, en vez de los viejos 30.
Todo el proyecto tuvo un costo de unos 1.200 millones de dólares, uno de los más altos en la historia del deporte mundial, y se concluyó en 2007, casi un año después de lo previsto.