*Basado en un texto de Julio Godio.
El gobierno militar decidió en julio de 1970, como parte de su estrategia de la negociación con la oposición moderada, favorecer la reorganización de la CGT. Para esta acción fue decisiva la intervención de Valentín Suárez, un peronista que había llegado a ser asesor de Evita pero que desde el 66´ colaboraba con el régimen de facto. El reorganizador Suárez, en acuerdo con “Las 62” y los paricipacionistas de la nueva corriente de opinión, conformó una comisión integrada por 14 sindicatos, lo que derivó en la renuncia de los directivos de la CGT.
Ante esta situación, “Las 62” vandoristas se reunificaron para conformar una nueva comisión de 20 agrupaciones ante el peligro de que la CGT quedara en manos de los “paricipacionistas”. Esta comisión permitió a los sindicatos de “Las 62” negociar con la intervención por un lado, y por el otro, mantener una dirección sindical nacional autónoma de la CGT.
“La comisión de los 20” planteó un programa mínimo de acción sindical de cuatro puntos:
1- Libertad de los detenidos gremiales y derogación del estado de sitio.
2- Devolución de los gremios intervenidos a sus legítimas autoridades.
3- Aumento de emergencia a los trabajadores activos y pasivos, congelamiento de precios y convocatoria a paritarias.
4- Reincorporación de cesantes por causas gremiales.
La decisión de “Las 62” fue inteligente, no contaban con Vandor asesinado en 1969, pero era dirigida por lideres experimentados. Sin romper negociaciones con Suárez, el 27 de agosto “la comisión de los 20” convocó a un exitoso paro general nacional, del que participaron sindicatos enrolados en el participacionismo como la UOCRA.
Los 20 convocaron para el 1 de octubre a un paro activo de 36 horas con el objetivo de obligar al régimen militar a aceptar el liderazgo de “Las 62” y abandonar el intento de Onganía de entregar la CGT a los participacionistas.
El gobierno amenazó con reprimir, incluso, fusilar a los dirigentes sindicales, por lo que hubo deserciones en “Las 62”, en donde predominó la postura de levantar el paro y se generó una división entre los partidarios y opositores a la medida de fuerza.
En el Poder Ejecutivo tomaron esta situación como una derrota de los sectores duros de “Las 62”, como la UOM, que había perdido fuerza, mientras que Suárez formó una comisión asesora con sindicalistas participacionistas y expulsados de “Las 62” por promover levantar el paro y de los no alineados.
Este grupo de transformó en la comisión Nacional Reorganizadora y Normalizadora que sabía que su tarea era imposible sin un acuerdo con “Las 62”, en general, y la UOM, en particular.
El 2 de julio del 70´, se realizó un congreso con todos los sectores y con nuevas condiciones políticas ya que Onganía había sido derrocado y el flamante presidente de facto era Roberto Levingston.
El congreso produjo una declaración en la que rectificó el derecho de huelga, reclamó la restitución a los sindicatos de las Obras Sociales intervenidas por el gobierno y la reimplantación del régimen de negociaciones colectivas
Otro aspecto central de la declaración fue que la CGT se adhirió a la acción antigubernamental “antisubersiva” y se definió por la preservación del patrimonio material y espiritual de los argentinos frente a cualquier género de agresión externa.
En enero de 1971 el gobierno concedió a los sindicatos ciertas mejoras, como el aumento salarial del 6% sobre los salarios reales, la elevación del salario mínimo y convocatoria a comisiones paritarias. Así, la CGT abrió una etapa de expectativas frente al nuevo ministro de Economía, Aldo Ferrer, pese a que son intervenidos dos sindicatos importantes de “Las 62”.
La fuerza principal en el gobierno de la fallida Revolución Argentina fue el lanussismo, cuya principal preocupación se basó en buscar una salida electoral con el consenso de radícales, peronistas y la derecha conservadora para promover un candidato único apoyado también por las FF.AA.
AA
Diciembre 2011