II

Inglaterra venía de obtener un discreto 11er. puesto en el Mundial de Suecia en 1958. De aquel equipo sólo quedaban el director técnico, Walter Winterbotton, y el delantero Haynes.
El resto del plantel que disputó la Copa del Mundo de Chile estaba compuesto por jugadores jóvenes, sin mucha experiencia, pero con un gran futuro. Tal era el caso de Robert Bobby Charlton y Jimmy Greaves.
El 31 de mayo Inglaterra perdió en su debut ante Hungría por 2 a 1. El equipo dirigido por Winterbotton había logrado remontar una desventaja a los 14 minutos del segundo tiempo a través de un penal de Flowers, pero los húngaros finalmente se llevaron la victoria con un gol de Albert, a 19 minutos de que terminara el partido.
“Los delanteros jugaron muy nerviosos”, se excusó Winterbotton, mientras que la prensa culpó al defensa Flowers de la derrota, ya que de un error suyo permitió el segundo gol húngaro.
La derrota de los ingleses llenó de optimismo al cuerpo técnico argentino. A pesar de que Lorenzo respetaba a Inglaterra había motivado a sus jugadores durante los entrenamientos previos para que salgan a ganar, a llevárselos por delante.
A pesar de la confianza que le tenía a su equipo, Lorenzo ensayó un cambio que a la postre le trajo muy malos resultados. El técnico estaba preocupado por la habilidad del genio inglés, Bobby Charlton, y de su compinche Greaves. Entonces aprovechó la lesión del marcador de punta de River, Alberto Saínz, para colocar a Vladislao Cap, un clásico número cinco, en su lugar.
La idea de Lorenzo era neutralizar a Charlton de la misma manera que lo había hecho Brasil en un amistoso previo al Mundial. En ese entonces, el equipo sudamericano había colocado a un número cuatro, Djalma Santos, que tenía similares características a las de Cap y que le había robado todas las pelotas a Bobby.