Decimoséptima fecha
El campeonato había sufrido durante su desarrollo varias interrupciones, unas por la Copa Libertadores, otras por la Copa América, lo que provocó demoras y pérdidas de dinero. Y como si eso fuera poco, después del receso por el partido Argentina-Venezuela por las Eliminatorias para el Mundial Francia 98´ se produjo una huelga de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) debido a la negativa del club Español de darle libertad de acción a seis de sus jugadores: Gustavo Campagnuolo, Hernán Meske, Mauro Potenzoni, Eduardo Fuentes, Pablo Guede y Marcelo Pontiroli. Este problema no pasó a manos de la AFA sino del juez en lo Civil y Comercial Juan Garibotto, quien al momento de iniciarse la causa estaba de vacaciones. Esto último derivó en que la huelga se extendiera dos semanas hasta que el magistrado regresó y emitió su fallo que finalmente favoreció a los jugadores. De todos modos, antes de conocerse esta decisión, la AFA ya había llegado a un arreglo económico con Español para que el club aceptara la sentencia.
Después de dos fines de semana sin fútbol y en el mismo día en que se levantó la huelga, se disputó una nueva jornada del torneo.
Los primeros que salieron a la cancha fueron los equipos que luchaban por salvarse del descenso. Huracán Corrientes recibía a Vélez en un encuentro que también era definitivo para la lucha por el título ya que los de Liniers tenían una mínima chance de dar la vuelta.
Los dos conjuntos salieron a jugar sin guardarse nada ya que el presente los obligaba a ello. De esta forma salió un partido abierto con los dos buscando el arco rival. Vélez arrancó mejor, recuperaba rápido gracias a Gómez y Compagnucci y desnivelaba por izquierda con Bassedas, por el medio con Camps y por derecha con Herrera. Sin crear demasiado peligro, dominó el partido durante los primeros 15-20 minutos, luego, como si el gol de Central a Español les hubiese dado una inyección anímica (N. de R.: Huracán Corrientes peleaba por no descender con Español), los locales despertaron y de la mano de Sosa convirtieron a Cavallero en la figura del equipo. El arquero reemplazo a Chilavert y fue vital para mantener su valla en cero en la etapa inicial.
En el complemento, Piazza acertó en poner a Darío Husain y su equipo mejoró. Posse se corrió a la derecha, donde más desequilibra y el recién ingresado se movió por todo el frente de ataque ofreciendo más variantes ofensivas. De los piques punzantes del “Cholo” llegaron las situaciones de gol pero apareció Sessa, quien para no ser menos que Cavallero, tuvo intervenciones brillantes. Hasta que a los 34´ Herrera escaló por la derecha, se metió en el área y puso el 1-0. A partir de allí aparecieron todas las limitaciones de los correntinos que demostraron no tener reservas futbolísticas ni anímicas para remontar un resultado adverso y escaparle al descenso.
En el final, Vélez pudo ampliar la diferencia pero Sessa no lo dejó. Con el 1-0, los de Liniers siguen con posibilidades matemáticas de alcanzar el título mientras que Huracán debe ganar los dos partidos que le quedan y que Español no sume ningún punto para salvarse de volver a la B Nacional.
Paralelamente, Central y Español jugaban en el Gigante de Arroyito. Los gallegos fueron a buscar un punto que los salve de jugar los sábados pero su mezquindad fue tal que se fueron derrotados por 1-0 y por más que los correntinos perdieron las cosas pintaba feas en el Bajo Flores ya que Gimnasia de Jujuy y Huracán de Parque Patricios empataron 1-1 y de esta forma los primeros se alejaban del descenso.
Más tarde jugaba otro de los equipos metido en la pelea de abajo, Ferro, que visitaba a un Racing con mayoría suplentes. El verde se aprovechó de la inexperiencia de los juveniles locales y obtuvieron un 1-1 merecido que les permite sacarse la soga del cuello y respirar más tranquilo.
El clásico del domingo lo protagonizaron San Lorenzo e Independiente. Mucho se había hablado de este partido al punto de que corrió con fuerza el rumor de que el Ciclón se iba a dejar ganar para retribuirle al Rojo aquel triunfo ante Gimnasia de La Plata en el 95´ que les permitió a los de Boedo salir campeón.
Sin embargo, esto no sucedió. Desde el comienzo, los dirigidos por Castelli se propusieron presionar en el campo rival y robar el balón allí, para jugar lejos de Passet, y lo logró. Lo hizo gracias al pressing de sus mediocampistas que dominaban la pelota con facilidad pero al equipo le faltaba cambio de ritmo ya que llegaba tocando hasta ¾ de cancha pero allí morían sus intentos, sin sorpresa. Independiente estaba perdido, sin brújula. Cascini no recuperaba una y el “Yagui” Fernández daba ventajas por su sector, siempre aprovechado por Rivadero. Sólo el “Toro” Acuña aportaba algo con su habitual despliegue. Sin aceleración, el partido se hizo aburrido, sin llegadas de riesgo, hasta que faltando un minuto para el final del primer tiempo, en una combinación rápida, llegó el gol de Biaggio.
En la segunda etapa, el público esperaba una reacción del Rojo pero el visitante siguió sin encontrarle la vuelta al partido y todo siguió igual. El Ciclón estaba dispuesto a espantar los rumores de la previa y salió decidido a liquidar el pleito. Aprovechando el desconcierto visitante empezó a rondar el arco de Mondragón con más peligrosidad. Fueron 10 minutos en los que todo fue para el local que contó con tres chances claras para marcar pero el arquero colombiano se lució.
Luego, el pressing de San Lorenzo fue cediendo e Independiente salió del asedio, la pelota empezó a rodar por las suelas de sus jugadores y el partido cambió un poco. El vuelco hubiera sido más marcado si Burruchaga hubiese estado en una mejor noche. El 10 del Rojo estuvo impreciso y nunca sirvió de enlace con los delanteros, por eso, la única forma de llegar hasta Passet fue el pelotazo.
En el final, la impotencia del equipo de Gareca se reflejó en la salvaje patada de Acuña a Núñez que le costó al volante paraguayo la expulsión. También derivó en empujones y agresiones que empañaron el cierre del partido. Cuando todo terminó 1-0, los jugadores visitantes increparon a Pascualino tratando de justificar sus actitudes violentas aunque resultó ser una forma cobarde de explicar el bajo rendimiento que tuvieron.
San Lorenzo ganó inobjetablemente e Independiente pareció seguir de huelga ya que no apareció por el Nuevo Gasómetro.
Por la noche se disputaron los partidos más atrayentes: en el Cementerio de los Elefantes, Colón recibió nada más ni nada menos que a su clásico rival, Unión. El Sabalero quería seguir en la lucha por el campeonato mientras que el Tatengue pretendía asegurarse su permanencia en primera a pesar de que los resultados de la tarde ya prácticamente lo habían salvado. Por eso, el 0-0 del final fue festejado por los visitantes que le escaparon al descenso y le acortaron la ilusión a su eterno rival.
Pero las cosas fueron muy distintas en el comienzo del encuentro, donde todo fue para el local. En el marco de un trámite de dientes apretados, impreciso y sin demasiadas emociones (excepto por las que brindaban las hinchadas), Colón, de la mano de Cristian Castillo, se las ingenió para llegar a tener situaciones de gol. El ex delantero de Atlanta lo tuvo tres veces: un tiro en el travesaño, un mano a mano que remató afuera y una apilada bárbara que no fue gol de casualidad. También colaboró “Carucha” Müller, quien se las ingenió para encontrar espacios pero en la única oportunidad que tuvo remató desviado cuando el arco estaba casi vacío. A esta altura, el equipo de Ferraro había hecho suficientes méritos para irse en ventaja al descanso pero enfrente tuvo a un rival que no arriesgó demasiado y se cuidó bien.
En el complemento, Unión despertó gracias a la buena labor de Cabrol, quien fue encontrando huecos en la defensa rival que aprovechó Marzo en dos ocasiones para llegar hasta debajo del arco pero, increíblemente, en ambas situaciones disparó afuera. El equipo de Trullet le robó la pelota a Colón e hizo correr el tiempo para aumentar la desesperación del local que sobre el final, con corazón más que fútbol, acorraló al Tatengue pero sin crearle demasiado peligro salvo a través de remates de media distancia.
Y llegó el cierre con la alegría en la tribuna visitante y la desilusión en la local, y una deuda de buen fútbol para el hincha en general.
En el Monumental había chocaban el puntero y el segundo, por lo que había una gran expectativa para ver a River y Newell´s. La huelga había hecho que los hinchas retuvieran su ansiedad durante dos semanas, por eso, a la hora del partido le dieron rienda suelta a su locura y llenaron la cancha.
El Millonario salió a jugar como siempre, con el arco rival como meta y el toque como camino para llegar hasta allí. La Lepra quería llevarse un punto y colocó mucha gente atrás, lo que sumado al buen marcaje de su última línea embarró la cancha, por lo que el local debió recurrir al pelotazo. De esta forma crecieron las figuras de Cejas y Rocha, quienes sacaron todo lo que le tiraron. En River, Francescoli, Berti y Monserrat no gravitaban y sólo Gallardo ponía la pelota contra el suelo. Así, el trámite del partido se hizo luchado y anodino al punto que la primera llegada de ¿riesgo? ocurrió a los 40´, cuando el “Muñeco” exigió a Cejas desde afuera del área. Y en los últimos cinco minutos de esa etapa inicial, los locales se iluminaron y tuvieron una chance más pero Crosa la sacó en la línea.
En los primeros minutos del segundo tiempo, Newell´s pareció reaccionar, se adelantó unos metros y vía pelotazo a Giménez llegó a su primera situación concreta de gol: un mano a mano ganado por Burgos. Pero ese cambio duró un breve lapso ya que a medida que avanzaba el reloj, el equipo de Zanabria volvió a meterse atrás.
Por su parte, el “Pelado” Díaz acertó con los cambios de Gancedo y Escudero que le dieron más dinámica al equipo y así Gallardo encontró compañía para jugar. De a poco, la cancha se fue inclinando hacia el arco de Cejas quien se convirtió en figura al sacarle un cabezazo a Salas y un tiro libre al Muñeco.
El partido se moría y los hinchas se quejaban de lo poco que habían visto en l cancha mientras llovían centros en el área visitante. De pronto, en uno de los tantos tiros de esquina que tuvo River, la pelota quedó suspendida en el aire, las miradas de todos se clavaron en ella y las bocas permanecieron abiertas pero mudas hasta que apareció Trotta dibujando una especie de chilena para clavar el 1-0 que le dio el triunfo al Millonario.
Ganó River, sacó tres puntos de ventaja y a pesar de que no jugó bien, le sobran motivos para soñar con una nueva vuelta olímpica.
El resto de la fecha se completó con los siguientes resultados: Lanús 2-1 Gimnasia de La Plata, Estudiantes 1-1 Banfield y Platense 1-0 Boca.
AA
Agosto 1997