IX

Agresión ignorada
El juicio por el crimen de Diego comenzó a fines de noviembre de 2005, un año y cinco meses y 8 días después de ocurrido el hecho, y tuvo a cuatro jóvenes sentados en el banquillo de los acusados: Carlos, José y Walter, procesados por “homicidio simple”, y Martín, imputado por “encubrimiento” y “falso testimonio”.
El debate se realizó en la sala de audiencia de la Unidad Penal 39 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), ubicada en el barrio San Alberto del partido de Ituzaingó, para evitar que los familiares y amigos de la víctima repitieran los incidentes de manifestaciones anteriores.
Se trató de un debate corto y con sorpresas ya que apenas iniciado el mismo, los padres de Diego renunciaron como particulares damnificados y no asistieron a las audiencias.
A la hora de los alegatos de las partes, el fiscal de juicio explicó que no se había podido determinar cuál de los tres imputados provocó la muerte de Diego, por lo que los acusó por “homicidio en riña con autores ignorados”, un delito que prevé entre dos y seis años de prisión.
En ese sentido, el representante del Ministerio Público pidió al tribunal a cargo del proceso condenas de seis años para Carlos, José y Walter, y de cuatro para Martín.
Por su parte, la querella pidió la absolución de los acusados y, subsidiariamente, a Carlos le cabía una pena por “homicidio preterintencional”.
A principios de diciembre, el tribunal resolvió condenar a José, Walter y Carlos por el delito de “homicidio por agresión”. A los primeros dos les aplicó penas de tres años y medio de prisión, y al restante de tres.
En tanto, condenó a Martín a tres años y medio pero por encubrimiento y falso testimonio ya que nunca intervino para evitar la agresión contra la víctima -que era su "amigo”- y trató de desviar la investigación al decir que la policía estaba en el lugar del hecho.
“Durante el debate quedó demostrado que la mentira, como dice el refrán `tiene patas cortas`, porque de haberse encontrado la policía en el lugar podría haberla llamado y así evitar la pelea propia y ajena”, sostuvieron los magistrados en el fallo.
Para los magistrados, Diego fue asesinado en una pelea callejera a raíz de un incidente previo, que se inició en el interior de un boliche de Isidro Casanova, cuando la víctima reaccionó ante el grito de: "Lafe (por Deportivo Lafererre) no existís", que provino de alguno de los integrantes del grupo que estaba en el local bailable.
Los jueces tuvieron en cuenta para certificar la motivación de la pelea el testimonio de un vecino que vive muy cerca de donde murió Diego y que relató durante el juicio: “Entre las 3 y 3.30 escuché gritos que decían 'Aguante Lafe, putos' y que varios individuos pasaron corriendo por el lugar”.
Además, los jueces ordenaron que se remitan copias de la causa a la Fiscalía General para que se investigue si el padre de la víctima cometió falso testimonio al declarar que los policías de San Alberto fueron los verdaderos asesinos de su hijo.
Luego de conocerse el fallo, el padre de la víctima reiteró públicamente su convicción en que los policías habían participado del crimen aunque sus palabras esta vez sonaron más vacías que nunca. Sin embargo, nadie le pudo responder aún quien mató a su hijo.

AA
diciembre 2005