VII

Gran parte del grupo llegó a la estancia de los Ramos ya entrada la noche. La oscuridad era el refugio ideal para introducir al cautivo al casco sin problemas. Sin embargo, el sereno, que habitaba junto a su familia una pequeña vivienda lindera, salió a ver qué pasaba luego de escuchar la llegada de la camioneta y el auto. Al verlo salir caminando liego, Ramos descendió del vehículo y fue a su encuentro para distraerlo, mientras que sus compañeros aprovecharon para llevar al comisario Aranguren rápidamente hacia el interior del casco.
La víctima fue llevada a uno de los dormitorios donde sus captores lo sentaron en la cama y le quitaron la frazada que le cubría la cabeza para poder hablar cara a cara. Al hacerlo, el jefe policial entendió que era el momento de hablar.
- ¿Quiénes son ustedes y qué quieren de mi?- preguntó con tono sereno.
- Usted va a ser ajusticiado por la desaparición del padre Pablo y el crimen de su subordinado Vallejos- respondió “El flaco” Avalos.
- Bueno.
- ¿Por qué mataron al padre?- preguntó Marito, al tiempo que tomaba una silla y se sentaba frente a la cama donde Aranguren seguía sentado, con las manos atadas pro la espalda.
- No sé de qué me habla.
Ante esa evasiva, Avalos tomó su ametralladora y apuntó a la cabeza del jefe policial que, luego de una pausa, intentó argumentar que la mujer había adquirido muchos enemigos cuando realizó aquella “falsa denuncia pública” de que los efectivos de su comisaría “reclutaban” a los chicos de la villa para “salir a robar”.
- ¿Y por qué eliminaron al subcomisario Vallejos? ¿Por qué fue el único que quiso investigar lo que realmente había pasado con Pablo?- continuó Marito.
- Sobre eso no puedo hablar, por una cuestión de honor.
Los captores decidieron suspender el interrogatorio en aquel momento ya que pensaban que Aranguren no iba a decir ni una palabra que les sirviera para aclarar las muertes de sus referentes. Antes de que los compañeros se retiraran de la habitación, el comisario les pidió lapiz y papel. Marito accedió y luego de entregarle lo solicitado le aclaró que a la mañana volverían a charlar.