El crimen del militante XXIX

La última audiencia del juicio se llevó a cabo el viernes 19 de abril y en la puerta de los Tribunales hubo desde muy temprano una vigilia de militantes de partidos de izquierda y de distintas organizaciones sociales que montaron un escenario desde donde siguieron las alternativas del debate a través de alto parlantes.

Alrededor de las 11, los acusados comenzaron a pronunciar sus “últimas palabras” y el primero de ellos fue Pedraza quien, vestido con una camisa blanca, fue el que más se explayo.

En un tramo de su declaración, el imputado se dirigió a la madre de Ferreyra: “Le digo desde mi corazón, por la memoria de mi madre, por el inmenso amor que siento por mi mujer y mis hijas, el crimen de su hijo, como padre, me ha dolido tanto como a usted. Jamás promoví, jamás imaginé ni tuve nada que ver con el desgraciado crimen de su hijo”.

También lamentó que “la bandera ´Justicia por Mariano´ se haya convertido en ¨Perpetua para Pedraza´ para levantar candidaturas políticas” y finalmente afirmó: “Estoy absolutamente convencido de mi inocencia”.

Luego, habló Favale, a quien se lo vio vestido de traje, y con la voz entrecortada agradeció a su familia, sus abogados y a todos los que creyeron en él, reiteró ser “inocente” y afirmó: “Ratifico todo lo que dije durante este juicio”.

En tercer lugar declaró Sánchez, quien también llevaba puesta una camisa blanca y pantalón de jean, y se dirigió directamente a la madre de Mariano a quien le dijo mirándola a los ojos: “Señora, yo no maté a su hijo. Soy inocente. (…) Soy padre y entiendo su dolor”.

“Soy un trabajador y ese día estaba trabajando”, aseguró y concluyó diciendo que dejaba “todo en manos de la Justicia y de Dios”.

El restante acusado que aceptó pronunciar sus últimas palabras fue González, quien agradeció el apoyo de sus familiares, amigos, compañeros y abogados. “Quiero Justicia de verdad. Fui castigado por la prensa”, sostuvo y dijo que las acusaciones en su contra no podían estar más “lejos de la realidad”.

González consideró que sus acusadores e, realidad buscan “venganza” y, en ese sentido, dijo: “Si había una horca en el Obelisco hubiera estado ahí. Pero no les hubiera alcanzado tampoco”.

“Soy un trabajador. Vengo de una familia de ferroviarios. Soy tercera generación. Estoy orgulloso de ser ferroviario”, concluyó.

Tras estas cuatro declaraciones, el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta las 17, cuando dio a conocer su veredicto.

Pero la audiencia recién se reanudó recién a las 18.50, cuando el presidente del tribunal, Horacio Días, tomó la palabra y durante unos cincuenta minutos hizo un resumen del fallo, cuyos fundamentos se iban a conocer el 17 de junio.

Finalmente, el magistrado leyó el veredicto en el que Pedraza fue condenado a 15 años de prisión como "partícipe necesario" del delito de "homicidio en concurso ideal con homicidio en grado de tentativa".

La misma pena recibió Fernández, mientras que Díaz también fue considerado un "partícipe necesario"  pero recibió una condena más grave, de 18 años.

Esa misma pena recibieron Favale y Sánchez pero como "coautores" de los homicidios.

En tanto, González fue condenado a 11 años de prisión como "partícipe necesario" del delito de "coacción en concurso ideal con homicidio en grado de tentativa" y Pipitó recibió la misma pena y con el mismo grado de responsabilidad pero por "coacción en concurso ideal con homicidio, los que concursan idealmente con homicidio en grado de tentativa".

Por su parte, Alcorcel fue condenado a 8 años de cárcel como "partícipe secundario" del homicidio y las tentativas.

En cuanto a los policías, Mansilla y Ferreyra fueron condenados a 10 y 9 años de prisión, respectivamente, como "partícipes necesarios" del homicidio y las tentativas.

En ese momento, la lectura se interrumpió porque se produjeron en la sala insultos cruzados entre los presentes en el recinto, por lo que el tribunal  decidió desalojar la sala.

Tras la interrupción, el tribunal anunció penas de 2 años de ejecución condicional por "incumplimiento de deberes de funcionarios público" para Lompizano, Echeverría y Conti; y una multa para Villalba por "omisión de deberes de oficio".

Por último, Garay, Pérez y Uño fueron absueltos.

El veredicto fue cuestionado por los principales referentes del PO que al retirarse de los tribunales adelantaron que iban a apelar el fallo.

Por su parte, Pablo Ferreyra, hermano del joven asesinado, también dijo que apelarían la sentencia aunque remarcó: "La posición de la familia es que el fallo en principio es positivo". [1]

Y en ese sentido, el abogado de la familia Ferreyra, Maximiliano Medina sostuvo que "es un hecho inédito en la historia de la Justicia argentina que un líder sindical sea condenado por el asesinato de un militante popular". [2]