La cuarta edición del clásico entre Argentina e Inglaterra fue, quizá, la menos importante de la historia, o mejor dicho, la que menos se recuerda. Esto se debe a que fue un partido que no tuvo peso propio y que cayó en el olvido porque constituyó el encuentro más pobre de un torneo que fue una verdadera fiesta del fútbol.
Sucedió que en 1964, con motivos de la celebración del 50mo. aniversario del nacimiento de la Confederación Brasileña de Deportes (CBD) se organizó en las ciudades de Río de Janeiro y San Pablo la denominada Copa de las Naciones, en la que participaron el bicampeón mundial, Brasil, Inglaterra, sede de la próxima Copa del Mundo, Portugal y Argentina.
El torneo era de poco prestigio, pero en la cancha hubo grandes partidos con grandes figuras, entre las que se destacaron las de El Rey Pelé y la Pantera Eusebio. Pero los que se llevaron el trofeo, para sorpresas de propios y extraños, fueron los jugadores argentinos.
Fue tanta la repercusión que tuvo la consagración de la selección argentina que el clásico frente a los británicos apenas se recuerda, ya que el equipo tuvo una brillante actuación que incluyó tres victorias y el honor de mantener su valla invicta. Se trató, nada más ni nada menos que del primer título intercontinental logrado por un conjunto de la Asociación de Fútbol Argentino.
Lo curioso es que Argentina llegó como la selección más débil y había motivos para creerlo. El conjunto sudamericano venía de hacer un papelón en el Mundial de 1958 y de pasar sin pena ni gloria por Chile 62´. Por eso este torneo se conoció como “La Copa de la Revancha”.
“Nosotros fuimos a ese torneo casi sin posibilidades, nos invitaron de última; y se juntó un plantel importante que formó un buen equipo. Fue la revancha de la mala actuación de Suecia 58”, recuerda la Oveja Telch, figura de ese equipo.
Argentina tenía un buen grupo de jugadores pero el problema radicaba en los serios problemas organizativos que aquejaban a la AFA. No había un plan a largo plazo donde la selección fuese la prioridad número uno no sólo para dirigentes, sino también para los entrenadores y jugadores.