Doce días después de haber desaparecido por unas 24 horas, Severo finalmente declaró como testigo en el juicio por el crimen de Ferreyra. “Vine acá a decir mi verdad”, dijo el ferroviario apenas se sentó frente al Tribunal vistiendo un chaleco antibalas y protegido por tres gendarmes.[1]
Respecto del homicidio, el testigo declaró que el día anterior al hecho hubo una reunión en el Museo Ferroviario Bonaerense, en Avellaneda, con “gente de Ferrobaires y de la Unión Ferroviaria” pero que nunca supo qué se habló en ese encuentro, aunque aclaró que en ese lugar se hacían reuniones “para generar algo, como si había que salir a manifestar o a un acto político”.[2]
“El 20 sucede algo horrible, mi vivienda es tiroteada, se me acercan ferroviarios a contar lo sucedido y a través de otro, Ricardo Guardo, me entero que Benítez fue convocado para ir a Avellaneda a ´sacar a esos zurdos´", dijo Severo en referencia a Alejandro Benítez, un testigo protegido.[3]
Severo relató que la madrugada posterior al crimen recibió en su casa de Gerli una nota manuscrita con datos sobre quién había sido el autor de los disparos que mataron al joven militante del PO.
También dijo que un empleado que había sido subordinado suyo en las oficinas de la empresa en Constitución, apodado “Muqueño”, guardaba armas supuestamente provistas por “algunas bandas de Ferrobaires” en una precaria casa en los terrenos del ferrocarril, que le había dado como vivienda tras dormir en un vagón.
-¿Qué tiene que decir de José Pedraza? -preguntó el abogado Froment al testigo.
-Tengo que decir que tuvo una responsabilidad o irresponsabilidad después del 90´, de querer ser empresario y eso llevó a ferroviarios a perder puestos, a que se tercerizara, lo sabíamos todos, nos dejó a 50.000 sin trabajo por los arreglos que tenía con Carlos Menem.
-¿Que los ramales se cerraran era responsabilidad de Pedraza o del gobierno de turno? –continuó el letrado hasta que el tribunal le indicó que no avanzara con esa pregunta.
-Me refiero a que no fuimos defendidos, nos entregaron. Él como dirigente gremial tendría que habernos cubierto y no dijo nada.
En la misma jornada declaró Lucas Lescano, quien dijo que le ofrecieron 50 pesos por dos redoblantes y un repique para concurrir al desalojo de los manifestantes que cortaban las vías el día del crimen a favor de los mercerizados.
“Un conocido de un campeonato de fútbol al que le dicen `Chavo` me ofreció esa plata por cada instrumento para tocar como murga. Como yo la necesitaba fui”, dijo el testigo y agregó que lo “levantaron” en un micro que pasó a unas cuadras de su casa en Florencio Varela y que los dejó junto a las vías en Avellaneda.[4]
Lescano declaró que no se unió al grupo de loa ferroviarios aunque, según los pesquisas, en uno de los videos se los ve junto al acusado Favale. Sin embargo, el testigo negó conocerlo aunque admitió que era de su padre un Nextel desde el que se realizaron 32 llamadas al aparato del imputado y 36 desde el de éste al suyo después del crimen.
En tanto, en la audiencia del jueves 18 de octubre, el empleado ferroviario Marcelo González identificó al acusado Favale como el autor del disparo que mató a Ferreyra y también complicó al imputado Díaz al ubicarlo en la escena del crimen dando órdenes y arengando a los trabajadores que habían convocado.
“Yo lo ví al loco de mierda este, disculpe la expresión, pero es un loco de mierda, disparar y al chico agarrándose la panza”, contó el testigo en referencia a Favale, sobre quien dijo que era conocido entre los ferroviarios y que el comentario era que trabajaba como “custodio” del delegado Díaz.[5]
“Yo solo escuché las detonaciones de Favale, porque lo tenía al lado”, afirmó el testigo y añadió que tras los disparos lo escuchó gritar en dirección a Díaz: “¿Viste que le di en la panza?”.[6]
Respecto de Díaz, González contó que cuando se encontraban en Avellaneda, el delegado los trató de “cagones” porque no bajaban de las vías para agredir a los manifestantes. Después, dijo, se produjo la primera serie de hechos violentos y la movilización se trasladó a Barracas donde vio que “de repente llegó un grupo” cuyos integrantes “venían eufóricos”, y entre ellos reconoció a Favale.
González explicó que para ese momento los manifestantes ya estaban a unas tres cuadras de ellos, por lo que “la idea era correrlos para que se asusten”. Además, dijo que él llevaba un ladrillo en una mano pero que lo soltó cuando se produjo una nueva pelea.
“Corrí y mientras retrocedo, lo vi patente, uno de los chicos del PO se agarró la panza y se tiró para atrás, yo después me entero que el chico este era Mariano”, indicó el testigo y agregó que luego se fueron del lugar sin que la policía intentara detener a nadie y que al día siguiente, en el trabajo, “era un silencio total, la gente estaba asustada”.[7]
Otro de los acusados, el “Payaso” Sánchez, también quedó comprometido cuando en la jornada del lunes 22 de octubre, el testigo protegido Diego Cardías describió a uno de los tiradores con características fisonómicas muy similares a las suyas. Este testigo dijo que vio a esta persona disparar cinco veces justo antes de que Ferreyra cayera baleado.
También contó que antes de ir ala convocatoria ferroviaria en Avellaneda, pasó por la estación de Remedios de Escalada donde vio al delegado Díaz organizando a un grupo de trabajadores