III

 En los primeros años del peronismo, la Argentina exhibía una holgada posición acreedora con el resto del mundo pero una parte significativa no estaba disponible por la insolvencia del principal deudor, Inglaterra, golpeada por la Segunda Guerra Mundial. Así, la abrupta reducción del activo entre 1946 y 1948 se dio por una disminución de las reservas más que por el incremento de la deuda, por lo que la nacionalización de los ferrocarriles estuvo encaminada a solucionar la diferencia económica con los ingleses.

 Desde 1948 en adelante, decreció el saldo entre los activos y pasivos del Banco Central, por la deuda contraída por el sector público con los países centrales, a lo que se sumó el saldo negativo de la balanza comercial por el estancamiento de las exportaciones agropecuarias, principalmente, y la importación de insumos para la industrial local.

 Se trató de un “típico estrangulamiento” en la balanza de pagos de esta “etapa de industrialización sustentada en la sustitución de importaciones”.

 Para algunos autores, el error mayor fue cometido en los años 46-48 al no utilizar las reservas de divisas iniciales y los ingresos adicionales de exportación para renovar y aumentar el capital de los sectores de transporte, energía, acero e industrias pesadas, para evitar ese “estrangulamiento”.

 Entonces, el gobierno peronista trató de solucionar el problema de la profundización de la industrialización en los 50´, mediante la Ley sobre las inversiones extranjeras y la negociación con capitales extranjeros para la explotación petrolífera.