Poco antes de cumplirse los seis meses de cometido el crimen de Francis, desde los laboratorios de la Policía Federal surgieron los resultados de la última medida de prueba “clave” para la causa, al punto que tras incorporar este informe de los peritos al expediente decidió clausurar la etapa de instrucción, y así se lo comunicó al doctor Estévez, quien, una vez más, le expresó su total apoyo.
De hecho, fue el propio fiscal general quien se encargó de dar a conocer estas novedades a la prensa que, por entonces, estaba más enfocada en los efectos de la pandemia por coronavirus. De hecho, algunos medios se mostraban aún más preocupados por la cuarentena que por la transmisión del virus en sí, cuando esto último era el verdadero problema de fondo a resolver.
A su vez, los abogados de la familia de Francis avalaron tanto los resultados del último peritaje como la decisión de cerrar la etapa de instrucción de la causa y elevarla a juicio oral, al tiempo que destacaron que a partir de esto quedaba claro qué rol tuvo cada uno de los imputados en el ataque “en manada” que sufrió la víctima.
Por su parte, los padres de los acusados continuaron con su bajo perfil y evitaron realizar cualquier comentario al respecto, en especial, los de Martín, quien fue el más comprometido por los recientes avances de los peritos.
Es que un estudio scopométrico reveló que una de las patadas que recibió la víctima en su rostro fue realizada por dicho rugbier.
Los peritos cotejaron dos improntas de patada que se tomaron de la cara de Francis, a partir de las cuales primero se elaboró un perfil de calzado, con las zapatillas que se les secuestró a los diez sospechosos en la casa de veraneo.
Y antes de arribar al resultado final, también se los tomó nuevas huellas plantares a todos los acusados para poder completar la diligencia.
A partir de todo ese material, el cotejo dio resultado positivo entre la huella más grande y una zapatilla de lona y con suela de goma perteneciente a Martín; en tanto que de la otra impronta no se pudo establecer una coincidencia porque era muy pequeña.
De esta manera se confirmaba la versión de los testigos que señalaron a este rugbier como la persona que le aplicó patadas a Francis cuando éste ya estaba tirado en el suelo, sin poder defenderse.
Pero más allá de los roles que tuvo cada uno de los agresores, la fiscalía sostenía que hubo una “coautoría funcional”, en la que todos realizaron un aporte indispensable para consumar el homicidio. Es decir, que no hubo una sola patada mortal sino que todos los golpes contribuyeron a la muerte de Francis.
Mientras tanto, a los padres de la víctima sólo les quedaba aguardar a que se hiciera justicia… lo antes posible.
AA
Agosto 2020