El martes 23 de octubre declaró como testigo en el juicio por el crimen de Ferreyra el dirigente ferroviario Rubén “Pollo” Sobrero mientras que el tribunal a cargo del debate prorrogó por seis meses las prisiones preventivas de los acusados del homicidio del militante del PO a los que se les vencían los dos años de plazo para estar detenidos sin sentencia.
“El sindicato es vertical, todas las decisiones las toma Pedraza”, afirmó Sobrero, quien encabezaba la Lista Bordó dentro Unión Ferroviaria, opuesta a la del ex titular del gremio e imputado del asesinato. El testigo también dijo que el sindicato prefería tener tercerizados que sumar nuevos afiliados y que antes del crimen del militante del PO la única vez que Pedraza aceptó incorporar a los mercerizados fue cuando acordó con Claudio Cirigliano, ex concesionario del ferrocarril Sarmiento.[1]
“Me consta la actitud que tuvieron contra los tercerizados, cuando empieza el conflicto en el Roca el gremio gestiona aumentos de salarios para tercerizados que incluso eran de otro gremio, como la UOCRA, pero no el pase a planta permanente, aunque todos cumplían con funciones ferroviarias”, afirmó Sobrero, quien en septiembre de 2011 estuvo detenido tras ser imputado de asociación ilícita por los incendios en el ferrocarril Sarmiento ocurridos en mayo de ese año en Ciudadela y Ramos Mejía aunque el delegado fue liberado días después por la “endeblez” de las pruebas en su contra y finalmente quedó sobreseído. [2]
En la misma jornada declaró Rubén Núñez, un empleado de la empresa de servicios de Seguridad Mapra SRl que hasta enero de 2011 estuvo contratada en el Roca y que el día del crimen trabajó en la estación Avellaneda, desde donde luego siguió al grupo de ferroviarios que se habían concentrado para evitar el corte de vías de los manifestantes.
“Iban con piedras, palos y botellas en las manos, siguiendo a los manifestantes. Ahí me fui. Me la vi venir”, declaró el testigo que agregó que luego de retirarse se enteró por la televisión que se había producido incidentes y que “ya hablaban de un muerto”.[3]
En tanto, en la audiencia del martes 30 de octubre, declaró Aldo Amuchastegui, un delegado de la Unión Ferroviaria que el día del crimen se movilizó junto a las vías del Roca donde, según él, fue agredido por el grupo de Ferreyra.
“Fueron los militante del Partido Obrero los que nos dieron un paliza bastante fuerte”, dijo el testigo que destacó que el acusado Díaz era “un buen delegado”.[4]
Amuchastegui, testigo propuesto por los defensores de los ferroviarios imputados, contó que al llegar al lugar vio a gente del PO “con la cara tapada” y “palos” y que los “agredieron con una lluvia incesante de piedras”.
Por último, este testigo admitió haber escuchado disparos de armas de fuego pero aseguró no haber visto los tiradores.
En similar sentido se expresó Ricardo Arias, del sector pinturería de los talleres de Remedios de Escalada, quien al declarar el jueves 1 de noviembre reconoció haber ido a la movilización junto a las vías donde se manifestaban los tercerizados y los militantes del PO donde admitió haber escuchado “cinco o seis detonaciones” pero que no vio a ningún tirador.
Ese mismo día declaró Verónica Del Anna, empleada de Ferrobaires, que dijo que al acusado Díaz lo encontraba habitualmente en el entrepiso de Constitución, donde funcionan las oficinas del sindicato, pero que tras el crimen de Ferreyra no lo volvió a ver por ese lugar. La testigo también negó la versión de Severo, quien había declarado que ella le contó sobre la reunión en el Museo Ferroviario de Avellaneda antes del homicidio.
Por su parte, la ex funcionaria de la subsecretaría de Transporte Ferroviario, Graciela Cavazza, declaró que el día del crimen se comunicó varias veces con el imputado Fernández a pedido del secretario del área, Juan Pablo Schiavi, sólo para verificar “si estaban dadas las condiciones para la prestación del servicio”.[5]
A su turno, Marcelo Suárez, empleado de los talleres de Remedios de Escalada, declaró que el acusado Díaz fue quien los convocó “para ir a Avellaneda a hacer acto de presencia y evitar corte de vías” el día del crimen pero que no vio nada de lo que sucedió con la víctima.
También declaró otro compañero de Suárez, que admitió haber sido convocado a la movilización de los ferroviarios a Avellaneda. “Cuando habíamos bajado de las vías, se ve que un grupo se amontonaba a dos cuadras, venía hacia nosotros y la multitud se fue hacia ellos. No escuché una orden de ir hacia allá, yo vi que iban y fui. Venían mujeres y chicos corriendo hacia nosotros y, de repente, se abren y había tres barreras de hombres con piedras, bulones y palos que nos querían matar. Me escondí atrás de tacho con cemento de 200 litros. Luego, cuando pude, salí y volví a las vías y a casa”, relató.[6]
El delegado Jorge Dotta declaro luego que el día del crimen él fue y volvió de Avellaneda desde Claypole en auto y junto a Gustavo Amarilla y el imputado Uño, y que recién se enteró de que había un muerto cuando regresaba y lo llamaron su esposa y madre para preguntarle qué había pasado.
Por su lado, el delegado jubilado Jorge Krazcowski declaró sobre la movilización de los ferroviarios: “Como se sabía que iba a haber corte, fuimos a impedirlo”.[7]
Krascowski negó que los mercerizados fuesen ferroviarios y que “los del PO se estaban retirando” cuando los agresores corrieron hacia ellos.
Por último, el testigo admitió que había visto al acusado Favale en septiembre de 2010 cuando se produjo un bloqueo de boleterías también en el marco del conflicto con los mercerizados.