Pistas falsas
Luego de la liberación de Natalio Galante, la causa por el crimen de Noelia Gullo se estancó abruptamente por lo que, como ocurre en estos casos, los investigadores, especialmente los policiales, comenzaron a seguir todo tipo de pistas, por más falsas que fueran.
Una de ellas fue la imputación al remisero David Olmos, quien en enero de 2004 fue detenido y acusado de haber robado un automóvil Peugeot 504 blanco y asaltado junto a otros dos cómplices una estación de servicio en Berazategui.
El remisero fue alojado en el penal de Magdalena por esos hechos aunque en mayo del mismo año quedó bajo la lupa por el crimen de Gullo en base a los dichos de dos testigos que declararon en la causa.
Uno de ellos señaló que la madrugada del asesinato estaba en una estación de servicio cercana al lugar donde desapareció la víctima y vio a una chica gritar por la ventanilla de un Peugeot 504 blanco.
Es que, de acuerdo a las averiguaciones de la policía, a Olmos lo había denunciado el mismo día un hombre que aseguró que él le robó un auto de esas características en Hudson, vecina al Parque Pereyra.
El otro testigo identificó al remisero como a uno de los tres delincuentes que asaltaron la madrugada del día después al crimen la estación de servicio de Berazategui.
A estos testimonios se sumó luego el análisis de la soga náutica con un nudo marinero con la que ataron la bolsa que contenía el cadáver de Gullo que llevó a los investigadores policiales hasta un comercio de la zona de El Peligro, en La Plata, donde admitieron que les habían prestado una soga de ese tipo a Olmos y +este nunca la devolvió.
Si bien el vehículo robado nunca volvió a aparecer, con estos elementos el remisero fue imputado en la causa por el crimen de Gullo y permaneció detenido hasta agosto de 2005.
A principios de ese mes, la Sala III de la Cámara de Garantías de Quilmes, en base a un pedido del abogado de la familia Gullo, resolvió liberar a Olmos por falta de mérito, por lo que la causa quedó sin detenidos una vez más.
Los camaristas consideraron “insuficiente” el testimonio que vio el auto y a la chica gritando, y le dio mayor relevancia al de otro testigo que aseguró que la noche del crimen vio al remisero a bordo de un Ford Falcon.