El fútbol mueve multitudes y nadie lo discute. Siempre fue así. Pero en los últimos años empezó a movilizar millones en dinero en efectivo. En la actualidad son exorbitantes los valores que se manejan para los pases de jugadores, publicidad, y transmisión de partidos. Y ese superclásico inolvidable era parte de esa realidad moderna.
Macri, cuando oficializó el lanzamiento de la gira que el plantel iba a realizar por Europa, Asia y los Estados Unidos desde el 19 de julio al 5 de agosto de 2004, sostuvo: “Boca, al ganar tres de las últimas cuatro copas Libertadores y haber ido a tres de las últimas cuatro copas Europeo-Sudamericana que se jugaron en Japón, se ubicó entre los cinco mejores equipos del mundo. Y eso, lógicamente, trae ingresos, como la oferta que nos llegó para hacer la gira por Europa, Asia y los Estados Unidos, donde Boca jugará, entre otros, con Manchester United y PSV, de Holanda”.
Por la gira, la entidad de la Ribera recibiría aproximadamente 1.500.000 dólares, cifra con la que compraría más tarde la opción del pase del volante colombiano Fabián Vargas que había llegado del América de Cali y estaba a préstamo.
Un River campeón de América era para sus dirigentes una vidriera para terminar de concretar las millonarias transferencias al exterior. Tal como lo hizo con Cavenaghi, quien un mes después del partido se fue a jugar a un equipo de Rusia. “No hay que olvidarse de que River también tiene muchos jugadores a préstamo (Ameli, Tuzzio, Garcé, Juan Fernández, Coudet, Salas, Montenegro y Gallardo), de los que habitualmente son titulares, y eso también se negocia de otra manera si tenés ingresos por una vuelta olímpica”, dijo un dirigente millonario.
Canal 13 tenía los derechos para transmitir a Boca y con los 50,9 puntos de ráting del choque en la Bombonera hizo un negocio redondo ya que no le quedó un segundo de publicidad por vender en las cinco horas de transmisión.
Más allá del valor deportivo que implicaba para los jugadores que iban a disputar esta semifinal histórica derrotar a su archirival y llegar a la final del torneo de clubes más importante de América, había millones de motivos más para ganar.
El equipo que obtuviera la clasificación ya se aseguraba 900 mil dólares, ya que esa cifra le correspondería por el sólo hecho de jugar la final. Pero, llegar a esta instancia brindaba la posibilidad de obtener 1,4 millones en caso de ganar el título.
Luego, hubo otras especulaciones como, por ejemplo, los 210.000 dólares que Boca recaudaría en su cancha si llegaba a la final, o los 570 mil que ganaría River si la primera final se jugaba en el Monumental.
Lo cierto era que ambos querían toda la torta, no sólo un pedazo. Ambos planteles ya se imaginaban una excursión a Japón para enfrentar en la final intercontinental al Porto en un partido que ponía en juego nada más ni nada menos que 1,6 millones de dólares. Una cifra similar, pero en pesos, fue la que River había logrado recaudar para la revancha tan esperada al vender 66 mil entradas.
En tanto, los canales de televisión se relamían. Los ingresos por publicidad por la sola transmisión de la segunda semifinal rondaban los 880.000 dólares.