Pasaron los tragos uno tras otro y los platos se vaciaron enseguida, al tiempo que de fondo sonaba la música de la Radio de la Mer. El grupo se trasladó entonces hacia el balcón que daba a la calle Corrientes, excepto por el “Puma” y el “Gusano” que se retiraron al dormitorio principal donde se acostaron.
Después de tener relaciones sexuales durante más de una hora, Anëlcka y su joven acompañante salieron del dormitorio en momentos en que Dómenech, cansado de estar solo y encerrado, salía de su habitación para sumarse a la fiesta. El encuentro en el pasillo que conectaba las piezas con el living comedor fue tremendo. El “Puma” y el entrenador se quedaron estáticos por unos instantes, sin entender pero sin sacar la mirada el uno del otro, mientras que el “Gusano”, temerosa, se dirigió al balcón donde estaba el resto de sus amigos.
“¡Traitre!”, gritó el delantero francés, tras lo cuál, empezó a empujar a Dómenech hacia el living comedor, donde se presentaron Milos y Kareem, alertados por el insulto.
En un primer momento, los anfitriones intercedieron para calmar los ánimos y propusieron un diálogo, a lo que los dos enemistados accedieron, aunque de mala gana. Así fue que todos los hombres se sentaron a la mesa mientras las chicas permanecieron en el balcón, de festejo.
Una vez sentado, Dómenech sacó su mazo de cartas y las desplegó, por enésima vea en la noche, sobre la mesa para buscar respuesta y soluciones para aquella situación incómoda. Después de tirar los primeros naipes, ante la mirada expectante de Anëlcka, Kareem y Milos, el entrenador, con sus ojos ocultos detrás de sus lentes de armazón grueso y de color negro, le dijo al “Puma” que debía dejar de preocuparse por lo ocurrido en el Mundial ya que ahora tenía una nueva y mayor responsabilidad: hacerse cargo del niño que iba a tener con el “Gusano”, que acaba de quedar embarazada.
El “Puma”, desencajado, se puso de pie, tomó las cartas de Dómenech y las arrojó por el aire. “¡Va te faire enculer, sale fils de pute!”, insultó el atacante francés a su ex técnico que, asustado, comenzó a retroceder sobre sus pasos hasta quedar parado en el balcón, entre su enemigo y el barandal.
“¡Excusez moi!”, fue lo último que dijo Dómenech antes de caer al vacío empujado por el "Puma” desenfrenado y delante de todos los participantes de la fiesta…