Se había hablado tanto, pero tanto, de los potenciales incidentes y hechos de violencia entre hinchas rivales que, al final, las autoridades no se dieron cuenta que los violentos estaban dentro del campo de juego.
Al minuto de juego nomás, Villarreal fue amonestado por una fuerte falta a Gallardo. A los 4, López recibió amarilla por reiterados forcejeos con Schiavi; a los 11, Cascini por otro toque a Gallardo y a los 14, Rojas por foul a Barros Schelotto. Sólo cuatro minutos después de ser amonestado, Rojas le metió otro trancazo al “Mellizo” que no llevó sanción. Enseguida, Ameli le metió una patada descalificadora a Vargas. En apenas 20 minutos, los protagonistas del partido dejaron en claro que estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de no darle ventajas a su rival. Inclusive, mostraron la determinación de ir más allá del reglamento para conseguir su cometido.
Habían pasado 31 minutos de un partido jugado al estilo Diego “Cholo” Simeone: con el cuchillo entre los dientes. Mucha tensión, mucha pierna fuerte y, en consecuencia, poco fútbol. De pronto, la locura desenfrenada. Cascini salía de la zona defensiva de su equipo y se acercaba a la mitad del campo de juego, cuando Gallardo le pegó una patada desde atrás. El volante xeneize se paró e increpó al mediocampista de River, quien no dejó ni siquiera que se le acercara y le puso la cabeza para frenarlo.
Inmediatamente, el árbitro Claudio Martín los expulsó. Pero esas tarjetas rojas no hicieron más que volar por los aires los ánimos de los futbolistas. Cascini y Gallardo estaban tan descontrolados que le recriminaban a Martín por su decisión y, al mismo tiempo, intentaban pelearse nuevamente.
Algunos compañeros los separaban y varios quisieron tomarse a golpes con el primer rival que se les cruzó. En un momento, se notó claramente cómo Ameli lo tomaba a Abbondanzieri de la cabeza y hasta le tironeaba del pelo, cuando Gallardo apareció por detrás y le araño la cara del arquero, que recibió tres cortes en su rostro.
Ante esta situación, ingresaron al campo de juego los dos técnicos y sus ayudantes. Bianchi se mantuvo algo alejado del grupo mientras Astrada intentó separar. En la boca del túnel visitante, Hernán Díaz sostenía a Gallardo, totalmente fuera de sí, que quería reingresar a la cancha. "Soltame, soltame", le decía el futbolista.
Los empujones y las amenazas siguieron entre los jugadores. Todo fue un verdadero caos. En medio de toda la confusión, se vio a Gabriel Macaya, el preparador físico de River, tirado en el piso y con las manos se cubría el rostro.
En ese momento no se supo que le había sucedido. Luego, en los días posteriores y con las imágenes de la televisión se pudo ver claramente que Macaya había recibido un puñetazo en el rostro de Guillermo Barros Schelotto.
La gresca duró unos ocho minutos y al reanudarse el partido la pelea le hizo lugar a un juego violento. Sólo cuatro minutos después, Garcé le cometió una descalificadora falta a Vargas y vio la roja.
También hubo más gestos reprochables. Ameli “invitó” a Vargas a que le practicara sexo oral con un gesto mientras le decía "puto", y más tarde el propio defensor ayudó a levantarse a Barijho mientras le apoyaba el botín derecho en los genitales.
Tras el partido, Cascini acusó al “Muñeco” de incitarlo a la violencia: “Gallardo me vino a buscar porque yo estaba tranquilo. Me tiró un cabezazo y yo, como lo vi venir a Martín, retrocedí. Pero el árbitro hizo la más fácil y nos echó a los dos, aunque no supo decir por qué”.
Por su parte, Gallardo no habló sobre el incidente luego del encuentro, pero si lo hizo el entrenador de River, Astrada, quien defendió su dirigido: “Gallardo me dijo que no lo tocó a Cascini. Que solo bajó la cabeza cuando se le vino encima”.