El entrenador Greenwood tenía motivos para no preocuparse por Maradona. Primero, porque su equipo estaba en un gran nivel en la Copa Europea de Naciones y segundo, porque debía pensar como iba a alinear a su equipo ya que tenía muchos lesionados.
Por un lado, Inglaterra venía de obtener tres triunfos como local por la copa ante Dinamarca, Bulgaria e Irlanda del Norte, sin haber recibido goles en contra. Además, había cosechado dos victorias como visitante, una ante los irlandeses en Belfast y la otra ante España, en un amistoso jugado en Barcelona.
La gran figura de su equipo era Kevin Keegan, ex delantero del Liverpool, que en esos años había sido vendido al Hamburgo de Alemania por 680.000 dólares. Pero este atacante sufría de una lesión en su rodilla derecha por lo que su participación estuvo en duda hasta el último minuto.
Además, el delantero del Birmmingahm, Trevor Francis, socio de ataque de Keegan, estaba descartado también por una lesión. La idea de Greenwood era la de colocar a Laurie Cunningahm, del Real Madrid, pero los españoles no lo autorizaron para que viaje y juegue.
Finalmente, el entrenador inglés tuvo que resolver el problema convocando a Tolly Woodcock del Colonia de Alemania, que llegó pocas horas antes del partido porque los dirigentes germanos tardaron en dejarlo ir a reunirse con su selección.
Argentina esperaba confiada en la concentración del Royal Garden Hotel ya que en los entrenamientos del campo de deportes del Banco de Inglaterra no había habido ningún contratiempo. “No vinimos a robar un resultado” dijo el entrenador argentino, César Luis Menotti y aseguró que sentía mucho respeto por los ingleses, que se trataba de “rival muy difícil” pero que ambos equipos tenían “paridad de chances”.
La idea de Menotti era de salir a ganar y dar un buen espectáculo. Confiaba en que el desempeño de Maradona iba a ser “el factor sorpresa” ya que iba a marcar las diferencias en zonas de la cancha donde los ingleses no se lo esperaban.
También contaba con que, como manda la historia de Wembley, Inglaterra iba a salir a ganar, gustar y festejar, y que si no lo lograba con el correr de los minutos, se iba a poner nerviosa. Como dijo Napoleón: “Al enemigo hay que mostrarle enseguida lo que más teme”. Y lo que los ingleses más temen de los futbolistas argentinos es su habilidad de potrero.
Pero el cuerpo técnico argentino relativizó que los jugadores ingleses estaban pasando por un gran momento. Cinco de los once titulares que enfrentarían a Argentina pertenecían al Liverpool, que en ese momento era el bicampeón de Europa, nada más y nada menos.