Diario de un crimen: 3


El crimen de Francis tuvo una inmediata repercusión nacional. Probablemente porque fue cometido en plena temporada de verano, en el corazón de una villa repleta de turistas de la edad de la víctima y sus agresores, y a la vista de toda una comunidad que pareció hartarse de los reiterados casos de violencia sin sentido, de matar porque sí.
Así fue que innumerables artículos periodísticos desbordaron los diarios, las páginas web de noticias, las radios y los canales de televisión; al mismo tiempo que en la villa comenzó a organizarse rápidamente una manifestación civil para repudiar el hecho y reclamar justicia.
Y al tercer día de ocurrido el crimen, vecinos y turistas se unieron para marchar hasta la puerta del boliche donde habían comenzado los incidentes que derivaron en el homicidio de Francis, el cual había sido clausurado apenas unas horas antes y de manera preventiva por el gobierno provincial al detectar una serie de irregularidades en el lugar, como el expendio de bebidas alcohólicas a menores de edad.
La movilización se produjo un lunes por la noche, después de un hermoso día de playa, y estuvo encabezada por Victoria, la chica que había estado dentro del local bailable y luego auxilió a la víctima practicándole RCP en la vereda.
Esta joven declaró como testigo ante la dra. Zambrano y contó que ella también presenció el conflicto suscitado en el interior del boliche donde pudo observar cuando retiraba de allí por separado a los chicos que habían mantenido ese problema.
“Cuando salgo del local veo que los policías que corrían hacia la esquina y que, por otro lado, había una pelea enfrente, donde varios chicos que se pegaban piñas y patadas, mientras otros trataban de separarlos”, relató.
La testigo contó que “en un momento se calmaron”, entonces ella cruzó la avenida y vio a “un chico” (no sabía que era Francis) tirado en la vereda, “con el torso desnudo”; por lo que junto a otro hombre que se había acercado hasta el lugar se turnó “para hacerle maniobras de resucitación porque no reaccionaba”.
“Estaba inconsciente pero con pulso y me quedé con él y otros tres amigos suyos que habían estado en la pelea y se veían muy nerviosos, hasta que llegó la ambulancia”, recordó.
A su vez, Victoria aclaró que ella no pudo reconocer a ninguno de los agresores porque los vio desde lejos.
Esta misma versión reiteró la chica ante los periodistas que cubrían la marcha, durante la cual, ella leyó en voz alta una carta que le habían enviado los amigos de la víctima al no poder haber estado presentes allí.

“Francis era una persona hermosa y por culpa de otros que desconocen el significado de divertirse todo terminó en una tragedia irremediable. Él siempre buscó hacer el bien y nunca fue violento. Por eso queremos que quede en claro lo siguiente: lo que pasó no fue una pelea ni un enfrentamiento sino que fueron directamente a matarlo.
Fran siempre demostró cariño, compasión y humildad. Fue un ejemplo de superación para todos los que lo conocieron y siempre va a estar con nosotros. Nunca vamos olvidarte. Te amamos hoy y siempre. 
“Gracias por todo a vos y a todos los que están y estuvieron acompañándonos sin excluir a nadie por su apoyo y esfuerzo.”

Por su parte, los manifestantes que oyeron estas emotivas palabras aprovecharon la ocasión para también reclamar al Municipio que decretase al menos un día de duelo por lo ocurrido y al finalizar la movilización depositaron las velas encendidas que llevaban consigo en un cantero con una acacia ubicado justo al lado de donde Francis cayó casi muerto en la vereda.
Y de esta manera nació en la base de este arbusto típico de la zona una especie de santuario en el que las personas comenzaron a dejar mensajes manuscritos, flores e imágenes religiosas.