Las versiones periodísticas sobre los incidentes ocurridos en el primer partido ocupaban el sábado 12 de junio todas las páginas de las secciones de deportes. Algunos medios criticaban la posibilidad de que no hubiera sanciones para todos los que estuvieron involucrados y los días de polémicas se avecinaron.
El diario La Nación tituló una de sus notas: “Más vergüenza. Después del bochorno no habrá castigo de oficio para los futbolistas; la CSF (Confederación Sudamericana de Fútbol) sólo sancionará a los expulsados Cascini, Gallardo y Garcé”.
Esto se debió a que el informe entregado por el árbitro Claudio Martín sólo se refirió a las expulsiones de estos tres jugadores y no mencionó absolutamente nada respecto de las agresiones que protagonizaron casi los dos planteles completos.
La explicación oficial se escuchó de las palabras de Eduardo Deluca, secretario general de la CSF. "Normalmente no se suele sancionar a jugadores que no están especificados en el informe del árbitro. Mi decisión en este caso mucho no cuenta por tratarse de clubes argentinos, pero es poco probable que se actúe de oficio a causa de lo que se vio por televisión", dijo el dirigente.
Hasta ese entonces, Gallardo, Cascini y Garcé estaban suspendidos provisionalmente los que les quitaba la posibilidad de estar presentes en la revancha del jueves 17.
El martes 15, en las oficinas de la Confederación Sudamericana se terminó por confirmar lo que se vaticinaba. Dos fechas para cada uno de los futbolistas que vieron la roja y nada para el resto.
En su informe Martín admitió haber cometido errores en algunas jugadas polémicas que dejó el superclásico. Por ejemplo, la mano de Coudet, en la que debió sancionar penal.
“Si yo hubiera visto la mano en el partido, la hubiera cobrado. Quizás actué en forma mecánica y dejé seguir la jugada. Si así ocurrió fue mi responsabilidad y no la del juez de línea Rebollo (Juan Carlos), que controlaba ese sector. Pero recién cuando lo vi por televisión me di cuenta de que fue penal”, admitió el árbitro.
Para Martín, las agresiones entre los jugadores fueron algo fuera de lo común. Quizá así se pueda explicar su pasividad ante los hechos. “Me sorprendió ver a una persona como Gallardo reaccionar de esa manera. No es habitual en él ese comportamiento. Cuando se armó el mayor revuelo, yo quedé en el medio y la verdad es que me costó identificar a los agresores. Me encargué de averiguar de quién era el brazo que había lesionado en la cara al arquero y me di cuenta de que se trataba de Gallardo, que ya estaba expulsado”, expresó.
El cuarto árbitro, Gabriel Brazenas, tampoco comprobó ninguna otra agresión como la de Gallardo a Abbondanzieri: “Todo fue tan rápido que no se pudo ver bien quién pegó en ese tumulto ni tampoco cómo comenzaron los incidentes”, dijo y luego agregó: “Mi función como cuarto árbitro es colaborar con el principal del partido para observar e informar sobre hechos de violencia, porque tengo facultad de intervenir, y si, por ejemplo, hubiera visto quién le pegó a Macaya, lo habría señalado. Pero no lo vi”.
El viernes 11 de junio a la noche, en una producción de Fox Sports se vio una escena para la discusión. El asistente Rebollo y Martín compartían el siguiente diálogo:
- Lo tenés que echar a Abbondanzieri- le dice el asistente.
- Buscame a otro, buscame a otro- respondió el juez principal.
El testimonio de Brazenas y el video del canal de cable demostraron una vez más, no sólo la falta de capacidad técnica de los árbitros, sino también la falta de integridad moral de los mismos.