Cuatro días después de la detención de Natalio, su abogado defensor apeló la decisión judicial en una segunda instancia por considerar que no había pruebas suficientes ni riesgos procesales para mantener al joven en prisión hasta la realización del juicio oral por el crimen de Noelia.
El letrado dejó en claro que durante la investigación, su defendido siempre estuvo a disposición de la Justicia, nunca entorpeció la pesquisa ni intentó fugarse. Y, además, seguía viviendo junto a su familia y trabajando en la remisería de su padre, como siempre.
La defensa reveló que en enero del mismo año, el fiscal había de la causa había pedido la detención de Natalio pero la jueza rechazó esa solicitud, por lo que el representante del ministerio Público no tuvo otra opción que cerrar la instrucción tres meses después.
Cuando la jueza corrió vista a las partes, la querella presentó un nuevo testigo de identidad reservada que declaró que vio que “un joven, delgado, más bien narigón, pelo parado, vestido con bermudas por debajo de la rodilla y una remera oscura, sacaba por la fuerza del auto que conducía, un Renault 11 celeste, con otros sujetos, a una chica para colocarla en la parte de atrás de otro auto que estaba en el lugar”.
Este testigo dijo que ese muchacho al que había visto luego lo reconoció en fotos de diversos diarios como el imputado Natalio.