Mala Espina IV

El jueves 7 de julio el juicio por el crimen de “Cucho” Espinosa continuó con la declaración de la disputada nacional y candidata presidencial Elsa Cortés, quien ratificó que unas semanas antes del homicidio, ella estaba de campaña electoral por la Patagonia cuando se reunió con el empresario y éste le dijo que Comapresa se quería quedar son su firma. La testigo también declaró que luego del asesinato se reunió con la vida para comentarle ese diálogo que había tenido con su pareja y hablar sobre los posibles móviles del hecho.

 “Me alegro que un tribunal me haya convocado para aportar datos acerca de un crimen que demuestra la relación empresarial y los aportes de estas empresas a las campañas políticas”, inició Cortés su exposición y luego sentenció: “Comapresa quería quedarse con los permisos de pesca de Espinoza y fue aportante de la campaña presidencial oficialista. Luego el gobierno electo trabajó para ellos cuando fueron gobierno".

 Consultada sobre los elementos en los que basa tales afirmaciones, la testigo dijo: "Espinoza nos contó de las presiones constantes por los permisos de pesca e hizo hincapié en la depredación de los recursos para la pesca. Fue él quien nos habló del candidato oficialista y su vinculación con Comapresa, y aseguraba que era un fuerte aportante a su campaña presidencial”.

 “Yo le reclamé a Espinoza pruebas para poder iniciar una investigación pero lo mataron antes de que me las diera”, indicó Cortés y agregó: “Luego me negué a hacer del crimen una cuestión política durante la campaña porque no me parecía que sin pruebas se pudiera involucrar a un candidato con un asesinato aunque más tarde los vínculos se fueron probando”.

 Y concluyó: “Siempre me pareció muy claro el móvil de este crimen".

 Luego declaró Maximiliano Espinoza, hijo de “Cucho”, quien contó que la idea de su padre era radicarse en España ya que el negocio en Malaespina no iba bien porque, según él, “los socios habían metido la mano en la lata”. Maxi dijo que su padre tenía “malas relaciones” con su socio Rosas a quien había denunciado en territorio español por haber tomado posesión de acciones de la empresa San Julián mediante la falsificación de una firma.

 Por su parte, Virginia Espinoza, hija de la víctima, declaró a su turno que tras el crimen, Rosas no quiso informarle a la familia sobre el patrimonio de la empresa y confirmó que en España había vendido las acciones de su padre mediante documentos falsos.