El Síndrome de Gourcúff: III

 La fría mañana invernal del día de la fiesta, Milos fue a buscar a Dómenech a Ezeiza a bordo del Falcon, mientras que Kareem hizo lo propio con Anëlcka, pero en un auto alquilado. Los dos invitados llegaban de Francia en el mismo vuelo, aunque en el viaje ninguno había advertido la presencia del otro en el avión.

 En el hall de la sala de arribos internacionales, Milos se paró bien lejos de Kareem, aunque los dos amigos llevaban el mismo cartel para ser reconocidos por los recién llegados. “Va te faire enculer, sale fils de pute”, escribieron ambos con fibra negra sobre un rectángulo de cartón corrugado.

 Por suerte para nuestros héroes, había mucho movimiento en el hall ya que la prensa entrevistaba a Pasarela, quien acababa de llegar desde Sudáfrica junto al nuevo arquero millonario. “Vine con Khüne”, expresó sucintamente la máxima autoridad riverplatense, al tiempo que abrazaba al fornido moreno, ya vestido con la ropa para empezar a atajar.

 Así fue que Dómenech y Anëlcka no advirtieron la presencia del otro y emprendieron tranquilamente el viaje desde Ezeiza hacia Quilmes Oeste. Aquel recorrido por la Ricchieri fue interesante el entrenador quien se vio sorprendido por la performance del Falcon, que, conducido por Milos, transitaba a 160 km/h por una autopista atestada de vehículos muchos más modernos.

 El francés y el serbio apenas habían intercambiado unas palabras cuando el primero de ellos tomó del bolsillo de su saco el infaltable mazo de cartas y las “tiró” sobre la cuerina del asiento trasero del auto. El resultado que arrojaron los naipes fue contundente: Si Milos seguía conduciendo a esa velocidad, el motor del vehículo iba a recalentarse.

 Dicho y hecho, a la altura del puente El Trébol, un intenso vapor comenzó a emanara por debajo del capot del Falcon, por lo que el piloto serbio se detuvo en la banquina. Al ver el auto detenido, un grupo de gendarmes apostados en el lugar en tareas de control y prevención se acercaron y les proporcionaron un bidón de agua destilada para que colocaran en el castigado radiador que volvió a secarse cuál pasa de uva dos veces durante el recorrido, aunque, afortunadamente para Milos, la junta no se sopló y pudo llegar a su destino, tarde, pero seguro....