El crimen del militante XXII

Durante la segunda semana de diciembre, el juicio por el crimen de Ferreyra entró en una nueva etapa en la que declararon los peritos citados como testigos.

El martes 11, el primero en testificar fue Edgardo Ríos, perito en balística de la Policía Federal, quien sostuvo que la bala que mató al joven militante “era de un calibre 38 Especial que presentaba una deformación” y que este proyectil, al igual que el que hirió a Rodríguez en la cabeza, fueron disparados por “la misma arma de fuego”. (1)

Este testigo contó que descaró que el proyectil rebotado antes de impactar en Ferreyra porque “si hubiera habido un impacto previo, no hubiera llegado con la energía suficiente para provocar el daño que provocó”. (2)

Matías Romero Ale, otro policía federal experto en balística, declaró que se realizó un estudio de los proyectiles con un método químico en busca de residuos que indicasen si habían tenido contacto con otra superficie y que los resultados dieron negativo.

A su turno, declaró el tercer perito policial, Juan Andrés Leguiza, quien señaló: “En los informes se concluyó que los proyectiles peritados fueron de una misma arma, aunque en un estudio posterior se rectifica respecto del proyectil ´del sobre 24´, el que fue disparado por un arma diferente”. (3).

Consultado de si entonces creía que si hubo o no rebote en el disparo que recibió el militante del PO asesinado. Leguiza respondió: “En el caso de Ferreyra, la bala había impactado contra una costilla antes de hacer estragos en el cuerpo. Por eso supuse que el impacto había sido directo”. (4)

“Luego, con el barrido –un método químico microscópico– se determinó que la bala tenía sílice, elemento propio de la arena o el adoquín”, añadió. (5)

En la audiencia siguiente declararon los peritos María Lastretti, de Gendarmería Nacional, y Silvia Buffarini, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

La primera sostuvo que el rebote del proyectil que mató a Ferreyra “fue uno sólo y de manera tangencial, no de punta, ya que en tal caso hubiera quedado incrustado en el suelo”. También señaló que el tirador se encontraba a “entre 30 y 50 metros” de distancia del joven militante asesinado. (6)

Por su parte, Buffarini señaló sobre el rebote del proyectil fue en igual sentido en el que provenía el mismo, por lo que concluyó que el tirador estaba apuntando a esa dirección.

Sin embargo, el perito Carlos Rodríguez Ganduglia, de la defensa del acusado González, intentó sostener la posibilidad de que el tirador había apuntado hacia el suelo y por ello la bala rebotó. También dijo que Ferreyra se encontraba a una distancia mucho más corta y que el plomo extraído de Aguirre podía haber sido disparado por una tumbera.

En la jornada del jueves 13 de diciembre declararon los peritos forenses Silvia Palomero y Oscar Losetti, y otro perito de Gendarmería, Mario Rojas.

Palomero declaró que examinó y diagnosticó a Rodríguez y dijo que la paciente presentaba un “hamotoma sutural” y que debió recibir “asistencia mecánica”, al tiempo que consideró que “es una posibilidad que evolucione con secuelas motores”. (7)

Losetti, en tanto, declaró que fue quien realizó la autopsia al cuerpo de Ferreyra y explicó cómo fue el recorrido del proyectil: “Ingresó por la unión intercostal, luego recorrió abdomen, peritoneo, hígado, pericardio y pulmón izquierdo, que es de donde extraigo el proyectil”. (8)

Luego, Rojas leyó su informe que se incorporó al expediente y en el que planteó la hipótesis de que el proyectil que mató a Ferreyra tuvo un rebote por el denominado “efecto dedazo´”.

“Es un efecto que, por lo general, se observa mucho en gendarmes novatos. Fui instructor de tiro en Tucumán durante cuatro años y lo observaba en los gendarmes con poca instrucción o que, por nerviosismo e inexperiencia, aplican demasiada fuerza en el percutor, entonces el arma tiende a bajar”. (9)

Este perito confirmó el secuestro de tres proyectiles calibre 38, el que mató al joven, el que hirió a Rodríguez y un tercero hallado en Perdriel y Luján que, según Rojas, “era el que más entero estaba”, por lo que se lo utilizó como parámetro para comparar los otros dos, así que aseguró que “no hubo margen de error” en el estudio realizado.