Las dudas
Las dudas que surgieron tras el hallazgo del cadáver de Noelia crecían con el correr de las horas de la pesquisa. Al día siguiente, cuando a{un restaban conocerse los resultados finales de la autopsia, los investigadores judiciales no podían determinar cómo, cuando y dónde había sido asesinada la adolescente.
Las sospechas apuntaban a que el crimen no había ocurrido el mismo día del hallazgo y en otro lugar al del hallazgo, ya que ése había sido rastrillado por la policía los días previos, cuando la víctima permanecía desaparecida.
A los pesquisas les llamó la atención las bolsas muy prolijamente cerradas con una soga limpia y cinta de embalar bien puesta que no se compadecía con el estado de putrefacción del cuerpo.
En ese sentido, un anónimo había llamado a la Policía indicando que el cuerpo de Noelia había sido arrojado el día anterior desde un automóvil Ford Taunus naranja.
Lo único cierto era por entonces que el avanzado estado de descomposición del cadáver de la chica impedía a los peritos forenses determinar si los golpes en la cabeza habían causado su muerte. Los expertos tomaron unas 25 muestras de del cuerpo que iban a ser analizadas para acreditar la mecánica de la muerte y también si había existido un abuso sexual.
La hipótesis de la violación se basaba en que Noelia fue hallada con el jean mal puesto, los botones desabrochados y más bajo de un lado de la cadera que del otro. Además de la gran cantidad de lesiones que presentaba el cadáver como signos de que había ofrecido resistencia a sus atacantes.
Otra pista indicaba que en la autopsia se habían encontrado larvas de moscas sobre el cuerpo, lo cual avalaba la posibilidad de que estuvo descubierto hasta que se lo introdujo en las bolsas.
Por su parte, el padre de Galante salió a defender públicamente a su hijo ante las acusaciones de la familia Gullo y sostuvo que entendía el dolor de los padres de Noe ero no las mentiras que decían sobre Natalio.
En tanto, los pesquisas siguieron la versión de Galante, por lo que realizaron la reconstrucción del hecho y otras pruebas como la de apagar todas las luces en el lugar para determinar cómo había hecho el joven para poder ver al hombre que presuntamente los atacó y al que describió de unos 30 o 40 años, mal afeitado y con barba candado.