II

El Stade de Geneve, donde jugaba el club suizo Servette, estuvo la tarde sábado 12 de noviembre de 2005 prácticamente colmado de espectadores que presenciaron el encuentro entre Argentina e Inglaterra. Las 32 mil entradas se habían comenzado a vender al público en general la semana anterior y las plateas costaban entre 70 y 130 francos, mientras que las populares rondaban los 52.
A pesar de que en Ginebra el 10 por ciento era de origen latinoamericano, el aliento en español era la minoría ya que los hinchas ingleses tenían reservadas unas 8 mil entradas populares mientras que los argentinos coparon 5 mil. El resto fueron ocupadas por simpatizantes europeos atraídos este clásico mundial.
Alrededor de las 17.30 la emoción comenzó a aflorar en el estadio cuando ambos equipos salieron a la cancha junto al árbitro suizo Phillipe Leuba. Argentina formó con Abbondanzieri; Zanetti, Ayala, Samuel y Sorin; Rodríguez, Demichelis, Cambiasso y Riquelme; Tevez y Crespo; mientras que Inglaterra lo hizo con Robinson; Young, Terry, Ferdinand y Bridge; Beckham, King, Gerrard y Lampard; Owen y Rooney.
El equipo sudamericano era el favorito en las principales casas de apuestas europeas y en los primeros 20 minutos del partido demostraron que las especulaciones y cálculos eran ciertos. En ese período, Riquelme se adueñó de la pelota y manejó los tiempos del encuentro mientras que sus compañeros estuvieron precisos y movedizos para mostrarse como variantes de pases en ataque.
Argentina exigió a Robinson en tres ocasiones en esa etapa del partido hasta que Crespo convirtió el 1 a 0 merecido. Riquelme, Tevez y Rodríguez condujeron con velocidad y precisión una réplica a partir de una pelota recuperada por Cambiasso hasta que el balón terminó en los pies de Crespo, quien derrotó al arquero inglés.
Tras el gol, Inglaterra pasó a dominar la zona media ya que Demichelis se metió casi entre los centrales para contener a Rooney, quien comenzó a llegar con peligro hasta el arco defendido por Abbondanzieri.
Así planteado el partido, la ventaja para Argentina duró poco porque Rooney igualó el marcador luego de un mal despeje de Ayala. Pero el defensor rápidamente se tomó revancha y puso a su equipo 2 a 1 arriba al empujar sobre la línea un cabezazo de Samuel tras un centro de Riquelme.
En los minutos finales del primer tiempo, Inglaterra presionó un poco más pero sin llegar a ser un aluvión capaz de modificar el resultado, mientras que Argentina tuvo más espacios para cotraatacar aunque lo hizo poco y sin buenos resultados.
En la primera media hora del segundo tiempo, el encuentro se desarrolló igual que al final de la etapa inicial. En esos minutos, los ingleses lograron mayor volumen de juego con el ingreso del habilidoso Joe Cole por la izquierda pero empezaron a buscar el empate a puro centro desaprovechando los huecos que el volante del Chelsea abría por el sector derecho de la defensa rival, custodiado por Zanetti.
Pero, de pronto, todo cambió. A los 29 minutos, Ayala –que había sido vital en el juego aéreo- se retiró de la cancha con molestias físicas y fue reemplazado por Coloccini. Este era el segundo cambio dispuesto por Pekerman ya que poco antes Saviola había ingresado por Crespo, afectado por una contractura.
A los 38 minutos, Riquelme le puso una pelota de gol a Saviola, quien quedó mano a mano con Robinson pero el arquero lo anticipó y evitó el 3 a 1 que en aquel entonces hubiera definido el resultado del partido. Sin embargo, la estructura de juego del equipo argentino se terminó de desmoronar cuando Riquelme acusó una fatiga muscular y un golpe y debió sentarse en el banco de suplentes seis segundos después de esa jugada.
Sin el control de la pelota, el equipo de Pekerman trató de aguantar pero no pudo detener el avance inglés. A los 41 minutos, Rooney le picó la pelota a Abbondanzieri pero el arquero, con una mano, evitó el empate. Sin embargo no pudo evitar que un minuto después, Owen -quien había entrado poco en juego- colocara el 2-2 con un cabezazo, tras centro de Gerrard, quien había desbordado a Zanetti.
El final del partido fue electrizante. A los 44 minutos, Argentina reaccionó y en un contragolpe, Cruz –que había reemplazado a un cansado Tevez- entró al área rival por la izquierda y cuando iba a rematar fue neutralizado por Gerrard, quien pareció cometerle penal al delantero. Casi sesenta segundos después de esa jugada polémica, Demichelis perdió la pelota sobre la línea de fondo, vino el centro inglés y Abbondanzieri desvió un cabezazo de Beckham desde tres metros de distancia.
Y, por último, lo que se esperaba que pasara, pasó. En tiempo de descuento, Cole envió otro centro más al área argentina y Owen, de cabeza, puso el 3 a 2 para Inglaterra. Fue triunfo para los británicos que lo festejaron afuera y adentro del estadio ya que lo había logrado de manera agónica e inolvidable.