VIII

Lo primero es la familia
La estrategia de la defensa de Cozza primero fue lograr la inimputabilidad del empresario. Pero el ver ese intento frustrarse, el plan se basó en tratar de probar un complot en contra del imputado. Y para ello, los abogados recurrieron al hermano del acusado.
El mayor de los Cozza entró a la sala de audiencias vestido con traje y remera, ambas prendas de color negro, llevaba sus anteojos de leer sobre la cabeza y bajo el brazo una carpeta marrón y una bolsa de papel con unos casetes de video. Caminó hacia la silla reservada para los testigos sin mirar hacia donde estaba sentada toda la familia de Marcos y llevó a cabo un relato de casi tres horas en el que elaboró la teoría del complot en contra de su hermano.
Según dijo el testigo, los responsables de ese complot fueron un ex juez federal de San Isidro, el fiscal que instruyó la causa, su ex abogado, la Municipalidad de San Isidro, la DDI de ese partido y el dueño del restorán Kansas, su principal competencia.
“Yo supe que todo era un complot cuando al día siguiente del crimen vino un policía a mi restaurante y preguntó por mi hermano. Hasta ese momento los únicos que sabían que los Cozza tenían que ver con Dallas eran los policías. El apellido Cozza estaba prohibido en San Isidro. Con mi hermano nos hacíamos llamar Perlini. Nos metían demandas por cualquier cosa. Algunas, impulsadas por los dueños de Kansas y otras, por el intendente de San Isidro”, expresó el testigo.
También trató de echar por la borda los peritajes balísticos que incriminaban a su hermano al sostener que después del crimen, él tiró dos pistolas 9 milímetros que eran del acusado al Río de la Plata y así aseguró que las armas que la policía secuestró en su casa de la calle Santa Rita eran de su propiedad.
Respecto de los 35 mil dólares que le pagó al remisero para que se extrajera la bala de su cuerpo, el testigo aseguró que lo hizo para demostrar la inocencia de su hermano y que tras la operación, un subcomisario le dijo que el fiscal había cometido irregularidades en la custodia de ese proyectil.
Los dichos sobre las supuestas irregularidades que mencionaban al subcomisario llevaron a que la fiscal de juicio sometiera al policía a un careo con el testigo.
-Dejá de lado al fiscal. Si él no te ordenó que cambiaras la bala, ¿hubo algún jefe tuyo que dijo que lo hicieras?- le dijo el hermano de Cozza al subcomisario.
-No, nadie me ordenó que cambiara ninguna bala.
La teoría del complot propuesta por el testigo era una farsa y se terminó por desestimar por completo cuando los jueces decidieron no exhibir el video que contenía las imágenes de las supuestas irregularidades cometidas en la extracción de la bala del cuerpo del remisero.
-¿Por qué me hicieron esto?- dijo, entre lágrimas, el hermano del imputado de cara al presidente del tribunal -Era la última prueba que me quedaba. Mi hermano es inocente.
Al finalizar la audiencia, los padres de Marcos calificaron la declaración del hermano de Cozza como “digna del realismo mágico de García Márquez”.
“Lo que él tiró fueron armas equivocadas. Creyó que tiraba las que usó el hermano y tiró la que no había sido usada. Cuando fue la policía secuestró el arma que había usado su hermano. Por eso Cozza está tan loco, porque su hermano lo mandó preso. Y por eso el hermano está tan loco, porque lo sabe”, opinó el padre de la víctima.