El “Mellizo” Guillermo Barros Schelotto, llegaba al gran desafío de su carrera con 31 años y siendo ídolo máximo del club de la Ribera gracias a sus nueve títulos por entonces conseguidos: Apertura 1998, 2000 y 2003, Clausura 1999, Copa Libertadores 2000, 2001 y 2003, y Copa Europeo-Sudamericana 2000 y 2003. El delantero tenía otras dos consagraciones: La Copa Centenario 1994, con Gimnasia y Esgrima de La Plata y los Juegos Panamericanos Mar del Plata 1995, con la Selección Argentina Sub 23.
Para el atacante, las semifinales frente a River eran una “final anticipada” e hizo hincapié en la importancia de salir victorioso en el partido de ida en la Bombonera ya que los dos equipos estaban muy parejos.
"El que gane va a llegar con un gran envión anímico al desquite. Pero estoy tranquilo. Igualmente, el partido va a ser de vida o muerte, va a ser terrible. La diferencia será mínima; el que haga el primer gol llegará a la final”.
Barros Schelotto siempre se caracterizó por ser muy frontal y defender sus colores a muerte, por eso se convirtió en ídolo xeneize rápidamente. Entonces, cuando 24 horas antes del superclásico el mundillo del fútbol decía que River llegaba como favorito y que el ciclo de Boca estaba terminado, el delantero se molestó.
“Ya se hablaba de un recambio cuando se fueron Palermo y Riquelme, y superamos todas las ausencias. Nunca dijimos nos falta tal o cual para ganar. El equipo siempre apareció y no hizo falta esa figura que se fue para ser campeón nuevamente. Siempre se habló de proyecto terminado o que se venía la sequía. Mientras cada jugador renueve las expectativas y tenga ganas de ser campeón, Boca va a pelear siempre”, sostuvo el “Mellizo”.