Una de las principales medidas de prueba que dispuso la fiscal Zambrano para avanzar en el esclarecimiento del crimen de Francis fue una larga serie de ruedas de reconocimiento a la que los detenidos se sometieron ante los distintos testigos presenciales del hecho que desfilaron durante tres jornadas por la sede de la Jefatura Departamental de la Policía Local, adonde la doctora mudó su oficina para que todo el personal afectado a la investigación pudiera trabajar cómodamente ya que el edificio de la Unidad de Funcional de Instrucción (UFI) era apenas más amplio que un consultorio médico.
Además, había que tener en cuenta la gran cantidad de acusados y testigos afectados a esta diligencia, a la que se sumaron jóvenes que los policías convocaban para sumarse a las ruedas junto a los sospechosos por su parecido físico con estos.
Así fue que los efectivos policiales, por orden de la fiscalía, en cada uno de los tres días y bien temprano por la mañana, salieron a recorrer las calles del centro de la villa turística en busca de muchachos con características fisionómicas similares a las de los rugbiers.
Los primeros en participar de las ruedas fueron los amigos de Francis que estuvieron junto a él al momento del hecho, al tiempo que la metodología diseñada por la fiscalía fue la de colocar a un solo acusado acompañado de dos “extras” ante cada uno de los testigos, razón por la cual, el desarrollo de esta medida de prueba se prolongó durante 72 horas, período en el que afuera de la Jefatura Departamental, que estuvo permanentemente rodeada por decenas de periodistas y cámaras de video y fotográficas, se tejieron infinitas versiones extraoficiales.
En este punto, la prensa parecía devorarse el caso, sin verse desalentada por el hecho de que la sede policial donde se “cocinaba” la noticia estaba ubicada en medio de los médanos, lejos del centro de la villa y bajo un sol castigador del que resultaba imposible ocultarse al aire libre ya que sólo había acacias, ni un solo pino o árbol bajo el que pudiesen refugiarse del calor y los rayos ultravioletas. Por ello, los periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos únicamente pudieron recurrir a los vehículos que funcionaban como móviles, que aportaban un poco de sombra y aire acondicionado.
A Juancho, Leo, Lisandro, Sebastián y Tommy primero les mostraron placas fotográficas de los sospechosos y luego ellos los observaron en rueda. Todos coincidieron en señalar a Martín como la persona que primero le aplicó golpes de puño a Francis cuando éste aún estaba de pie y luego le propinó patadas en el rostro luego de que cayó al suelo. Es más, uno de los testigos describió que el acusado utilizó su pierna derecha para impactar en el hemisferio izquierdo de la cara de Francis. Además, estos testigos reconocieron la camisa verde agua y las bermudas del sospechoso que fueron secuestradas en la casa alquilada por los rugbiers.
Más aún, Tommy lo señaló como el agresor que le gritó a la víctima: “A ver si pegás ahora, ¡negro de mierda!”
Luego, Leo, Lisandro y Tommy también reconocieron a César como el joven que le pegó a Francis en la cabeza, cara y pecho cuando ya estaba en el piso; y también identificaron sus jeans y remera blanca ya secuestradas. A su vez, Juancho señaló a Marcos como la persona que le pegó primero a Francis antes de que éste quedara tirado en el suelo. El testigo describió que él estaba a no más de tres metros de distancia y que vio cómo aplicó un puñetazo en el rostro de la víctima, lo que al mismo tiempo coincidía con una de las secuencias de video incorporadas al expediente.
Por su parte, Leo reconoció al mismo acusado como uno de los agresores que golpeó a Francis en el suelo y que lo empujó a él contra un auto cuando quiso intervenir para detener el ataque.
Mientras que Tommy sólo pudo ubicar a Marcos junto a Martín dentro del boliche, no afuera.
En tanto, Julio reconoció a este imputado como el agresor que tenía “un rodete” en el pelo y que al momento de agredir a Francis le dijo: “Adentro pegaban de atrás, pero ahora afuera vamos a ver quién gana...”
En otra de las ruedas, Sebastián identificó al imputado Ariel como el que iba adelante del grupo de agresores y que al momento de iniciar el ataque exclamó: “¡Vamos ahora!” Y el testigo agregó que cuando él quiso retirar a sus amigos que eran golpeados este acusado se lo impidió.
Respecto de este acusado, Leo coincidió en que le impidió que defendiera a Francis y le pegó una trompada.
Por otro lado, Tommy reconoció a Lucho como quien le pegó “tres piñas” adentro del boliche cuando se originó el incidente inicial junto a la barra.
En cuanto a los testigos presenciales que no formaron parte del grupo de amigos de Francis fueron positivos los reconocimientos por parte de Timoteo, un hombre que atendía un maxiquiosco ubicado a pocos metros de la escena del crimen al momento del hecho.
Esta persona identificó a todos los acusados mencionados anteriormente y fue el único en hacerlo con Esteban, Bruno y Lautaro. Respecto del primero dijo que lo vio pegarle a Francis cuando éste se encontraba de pie pero que cuando cayó no lo agredió más; del segundo manifestó que también agredió en un inicio y que después del hecho lo vio “dando vueltas” por los alrededores; y del tercero contó que no le pegó a la víctima sino a un amigo de ésta.
Una vez finalizada todas las ruedas, los únicos dos acusados que no fueron reconocidos por ninguno de los testigos fueron Johnny y Alexis.