La furia regresa
La presión de la familia de Diego y la gran exposición mediática del caso llevó a que a fines de junio, tres jóvenes fueran detenidos como los sindicados autores del crimen y un cuarto fuera apresado por encubrimiento y falso testimonio. Los sospechosos eran Carlos, Walter, Jorge y Martín, de entre 19 y 26 años.
El fiscal del caso les imputó a los primeros tres detenidos el haber golpeado y asfixiado a Diego hasta provocarle la muerte, delitos por los que se negaron a declarar.
A pesar de que eso significaba un paso adelante en la investigación y que el fiscal pidió al día siguiente de los arrestos su detención formal a la justicia de Garantías de La Matanza, los familiares y amigos de la víctima e integrantes de agrupaciones piqueteras volvieron a marchar para reclamar Justicia y otra vez lo hicieron llenos de furia.
La marcha partió a las 12.20 de la plaza central de San Justo, cuando los padres de Diego llegaron en tren desde Gregorio de Laferrere, acompañados por unas veinte personas con una pancarta que pedía “Cárcel a los policías asesinos de Diego”.
Cuando la movilización llegó hasta los Tribunales de La Matanza, donde funciona la Fiscalía General, los esperaba un grupo de veinte policías mujeres como una manera de mostrar que no existía una intención de reprimir a los manifestantes.
El operativo, diseñado por un comité de crisis del Ministerio de Seguridad y comandado por el aquel entonces flamante jefe de la policía provincial, Iglesias, consistió en una segunda línea de oficiales con armas largas antitumultos, una tercera línea de Caballería y una cuarta línea de agentes con perros.
Los disturbios comenzaron cuando Raúl derribó las vallas de contención que la policía había colocado frente a los Tribunales exigiendo que liberen a los detenidos porque, según él, no tenían nada que ver.
Es que el detenido Jorge se trataba del testigo que propuso la familia de Diego y el único que declaró como la policía persiguió y se llevó a la víctima en un patrullero la noche del crimen.
En ese momento, algunos manifestantes empezaron a atacar a piedrazos el edificio, mientras piqueteros trataban de abrirse paso entre los policías, que los contuvieron con sus escudos.
Los manifestantes arrojaron palos y piedras e hirieron a dos policías de la Dirección de Infantería de Pilar. Uno fue golpeado por un ladrillo y debió ser trasladado al hospital Churruca.
Hubo un momento de máxima tensión, en el que sonó un disparo o una bomba de estruendo. Luego, Iglesias ordenó "resistir y replegar" por lo que los efectivos cerraron las puertas de la sede.
“¡Asesinos! ¡Asesinos!”, gritaban los manifestantes, integrantes del Frente de Trabajadores Combativos (FTC) -vinculada al Movimiento al Socialismo, de la que formaba parte Diego, y en la que militan sus padres y hermanos-, el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) y el Polo Obrero (PO). También se vieron banderas del Movimiento Socialista de Trabajadores (MST) y el Partido de Trabajadores Socialista (PTS).
Las protestas continuaron hasta que el fiscal general recibió al padre y dos hermanos de Diego, mientras que la Policía Montada se quedó detrás del portón trasero de los Tribunales sin intervenir en los incidentes.
Los funcionarios judiciales tuvieron que dar explicaciones frente a la prensa y los familiares de la víctima. Los padres de Diego prácticamente no dejaron hablar al fiscal del caso ya que insistieron una y otra vez en que a su hijo lo mató la policía y que las detenciones sólo servían para cerrar la causa y ocultar a los efectivos asesinos.
“Hay tres testigos que vieron que a Diego la noche del crimen lo metieron en un patrullero y uno de ellos está detenido", protestó Raúl, a lo que el fiscal del caso respondió que tenía las pruebas suficientes para elevar la causa a juicio pero que se sentía indignado porque no le dejaban explicárselo.
Durante la inusual reunión, el fiscal general dijo que todavía no descartaba ninguna hipótesis y los Lucena le pidieron una lista con los nombres de todos los policías que estuvieron la noche del crimen en la comisaría de San Carlos y exigieron que aparte de la causa al fiscal de instrucción.
El encuentro finalizó cuando el fiscal general les dijo a los padres de Diego que volvieran al día siguiente para darles los nombres de los policías que estuvieron de guardia en la seccional.
Tras la manifestación, que no alcanzó a ser tan violenta y destructiva como la que se llevó a cabo frente a “Invasión”, el accionar de la policía durante el operativo fue elogiado por los funcionarios políticos del gobierno bonaerense.