Problemas en azul y oro

Las cosas no funcionaban de la mejor manera en Boca. El primer entrenamiento del plantel de Carlos Bianchi con miras a los choques contra River fue bastante perturbador a partir de la denuncia de un preso que había asegurado que planeaban secuestrar al Virrey y a varios jugadores. Ante esa situación, arribó a la Casa Amarilla una gran cantidad de periodistas que no necesariamente se especializaban en los temas deportivos.
La inseguridad se había colado de lleno en la vida de un plantel y cuerpo técnico a los que le fueron asignadas custodias policiales personales aunque rápidamente los propios jugadores y el entrenador reclamaron que se las saquen para poder trabajar de manera más tranquila y bajar la sensación de angustia y miedo que habían generado los medios.
Pero los problemas no eran sólo extra futbolísticos, el mediocampista y capitán Diego Cagna padeció durante ese extraño entrenamiento un esguince de rodilla en una práctica de fútbol informal y distendida y quedó descartado para el primer clásico más clásico contra River.
El clima de Boca no era tan festivo como el millonario pero a la hora de enfrentar a los periodistas los jugadores xeneizes mostraban un discurso muy similar al de sus rivales, en el que la primera regla era pensar en los compromisos por el torneo local y después en los clásicos.
“Todos hablan de los superclásicos que se vienen, pero para nosotros es importantísimo ganarle a Arsenal. De ninguna manera queremos resignar las chances que tenemos en el campeonato local", dijo el mediocampista Javier Villarreal al abandonar la práctica.