Mucha saña

Soledad y Flavia, de 19 años, estudiaban inglés en una iglesia evangélica de la localidad bonaerense de Máximo Paz, partido de Cañuelas. Un frío atardecer de otoño, a finales de abril de 2006, las chicas terminaron una de sus clases de los viernes y salieron de regreso a su casa, en la vecina Spegazzini, donde vivían juntas ya que “Fla” estaba casada con Mario, hermano de “Sole”, y tenía un hijo de tres años.
Eran cerca de las 20 cuando las chicas abordaron un colectivo y bajaron poco antes de llegar a su domicilio para pasar por un video club y alquilar una película.
Pero llegó la oscuridad de la noche y las dos chicas no llegaron a su casa, por lo que Verónica, la madre de Soledad, llamó, preocupada, al videoclub y el encargado del local le dijo que las jóvenes se habían marchado de allí poco antes de las 21 rumbo a la parada de colectivos.
Pasaron las horas y al no tener noticias de su hija y de su nuera, Verónica se dirigió hasta la comisaría de Máximo Paz y denunció a la 1 del sábado la desaparición de las chicas.
De inmediato, policías de la zona junto a familiares y vecinos de Soledad y Flavia comenzaron a rastrillar la jurisdicción y sus alrededores en búsqueda de las cuñadas desaparecidas.
Más tarde, cerca de las 4, el novio de Soledad recorrió el barrio a bordo de un ciclomotor mientras su tía llamó varias veces desde su teléfono celular al aparato de la joven.
“Escuché que sonaba el celular. Entonces apagué la moto y me di cuenta de que el sonido venía de un terreno baldío que tiene los pastos altos. Enseguida, ilumine el lugar y cuando me acerque vi los cuerpos. La que llamaba al celular era mi tía”, contó el joven.
Soledad y Flavia estaba muertas. Sus cuerpos estaban boca arriba, completamente vestidos, atadas de pies y manos, una de ellas tenía una bufanda alrededor de su cuello y la otra un pullover. Los cadáveres yacían en un descampado ubicado a tan sólo 50 metros de las casa donde vivían.
En base a las primeras pericias de la Policía Científica realizadas en el lugar del hallazgo, los investigadores explicaron que nada indicaba que habían sido violadas y se sospechaba que habían sido estranguladas ya que no había heridas a simple vista.
Respecto del móvil de los asesinatos, el novio de Soledad descartó el robo y señaló: "No faltaba nada. Estaba la mochila de Flavia y hasta en los bolsillos tenían las monedas para el colectivo. Esto es realmente una salvajada y creo que los cuerpos los dejaron acá para que los encontremos los familiares”.
A pesar de que otros familiares advirtieron que a las chicas les faltaban las zapatillas y los cinturones, el robo quedó descartado.
Entonces, los detectives policiales comenzaron a indagar en la vida personal y entorno de las víctimas y pusieron la mira en el ex novio de Soledad, quien hacía poco había sido detenido acusado de asalto a mano armada junto a otros jóvenes que permanecían prófugo en el marco de esa causa en la que la chica había declarado y aparentemente comprometido a los sospechosos.