XI

Agustín despertó sentado en el piso, contra la pared, en un descanso de las escaleras a la salida de la oficina de Daniel. Se paró con más esfuerzo que antes y abandonó la UBA rápidamente. Luego, se dirigió a una subasta de arte en una coqueta galería de Pilar. Llegó en momentos en que se escuchaban ofertas por una antigua bitácora de un legendario capitán de mar y guerra de origen británico.
Nuestro viajero vio a Roberto Williams sentado en una de las primeras filas y quiso acercarse, pero un hombre de seguridad, no quedó claro si era guardaespaldas o trabajaba para la subasta, se lo impidió. “Necesito hablar con ese señor”, le pidió Agus, pero el custodio le dijo que lo sentía pero que no podía dejarlo pasar.
Instantes después, se cerró la subasta de aquella bitácora que fue vendida a Williams por 380 mil dólares. Seguidamente, tras escuchar el martillazo final y recibir las felicitaciones formales, el comprador se paró y se dirigió a la salida, donde se encontró con Agustín.
- Señor Williams.
-¿Agustín?
- ¿Podemos hablar, señor?
- Acompañame- dijo Williams y luego ambos hombres salieron de la habitación donde se desarrollaba la subasta y se dirigieron al baño del edificio.
- Querías hablar, hablemos- dijo el coleccionista de arte mientras orinaba parado.
- Necesito ponerme en contacto con Victoria. No sé como encontrarla y su número no corresponde aun abonado en servicio.
- Hubo un tiempo en el que si le hubieras propuesto matrimonio ella hubiera aceptado. Afortunadamente, tu cobardía ganó- indicó Williams, mientras se lavaba las manos - Supongo que te arrepentiste y ahora queres que ella te de una segunda oportunidad.
- ¿Por qué me odia tanto?
- No soy yo quien te odia- dijo el empresario y luego sacó una tarjeta personal de cartón y con una pluma escribió en ella -Esta es su dirección. Dejaré que ella te lo diga- continuó y le entregó la tarjeta a Agustín.
Luego, Williams abandonó el baño y nuestro viajero se quedó leyendo la tarjeta. Vio que el padre de su ex novia había dejado el agua corriendo, por lo que se acercó hasta el lavamanos para cerrar la canilla pero antes de hacerlo volvió al futuro.