Decimoquinta fecha
Es lamentable y triste tener que decir que la violencia fue lo más destacado de esta jornada pero es la verdad. Hubo incidentes en casi todas las canchas y este flagelo se cobró una nueva víctima fatal.(1)
En el último de torneo, para los punteros cada partido es una final y a Newell´s le tocó jugarse una parada brava ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. La situación de ambos era bien distinta: el rendimiento de la Lepra dejaba muchas dudas pero se sentía respaldado por los buenos resultados, mientras que el Ciclón parecía una caja de sorpresas de la cual se podía esperar cualquier cosa.
En el comienzo del partido, todo transcurría de acuerdo a lo esperado, con Newell´s teniendo la pelota, tocando y tratando de buscar los espacios con tranquilidad, y San Lorenzo apostando al contragolpe. Ninguno había creado peligro cuando llegó el gol del “Loco” Abreu y a partir de allí el encuentro sufrió un cambio brusco. Los dirigidos por Zanabria fueron al frente pero carecieron de claridad, entonces, Angelucci la pasaba tranquilo y el local replicaba cada vez con más fuerza gracias al despliegue de Montenegro por derecha y la potencia y oportunismo de la dupla de ataque conformada por Abreu y Biaggio.
Newell´s demostró que no estaba acostumbrado a jugar en desventaja y el nerviosismo de los jugadores, especialmente de Cejas, le jugó en contra. Así, el conjunto de Castelli no paró de errarse goles hasta que Abreu, de penal, señaló el 2-0 con el que terminó el primer tiempo.
En el complemento, la Lepra atacó más por necesidad que por convicción. No tuvo respuestas anímicas ni futbolísticas para revertir el resultado y si llegó a posiciones de gol fue más por errores del rival que por virtudes propias.
Por su parte, San Lorenzo se retrasó un poco para asegurar el resultado y siguió apostando al contragolpe. Finalmente, llegó el gol de Biaggio tras una gran jugada colectiva para poner el definitivo 3-0.
No caben dudas que los tres puntos fueron merecidamente ganados por el local, que fue más inteligente y contundente que su rival que salió a jugar con un planteo conservador que luego no supo cambiar sobre la marcha cuando se encontró en desventaja. A Newell´s le faltó audacia y grandeza para enfrentar a un equipo que fue futbolística y espiritualmente superior.
¡Se fue el “Flaco” Menotti! y que mejor manera de despedirlo como a él más le gusta: con buen fútbol y goles. Independiente lo entendió así y le regaló un 6-0 contra Colón que significó la pérdida del invicto del conjunto santafesino.
Pero no todo fue color de rosa para el Rojo ya que en el primer tiempo el Sabalero lo hizo transpirar del susto. La etapa inicial tuvo distintos momentos en los que el partido pasó de unas manos a otras. Los primeros fueron de Colón que tuvo dos chances claras para abrir el marcador en los pies de Müller. Luego, Castrilli interrumpió el juego por la gran cantidad de gente subida al alambrado y al reanudarse el juego se vio a un Independiente más tranquilo y dominando la pelota. El visitante fue llevado poco a poco a su rival contra su propio arco y Calderón puso el 1-0. Después, Colón se fue de prepotente hacia delante y pudo haber empatado pero Mondragón sacó un tiro libre de Saralegui que tenía destino de red.
Pero, inexplicablemente, el local se quedó y el Rojo, aprovechando dos errores defensivos del Sabalero, se puso 3-0. Al finalizar el primer tiempo, el triunfo era merecido pero exagerado.
En la segunda etapa, llegó rápido el 4-0 a través de Burruchaga y después de eso hubo un solo equipo en la cancha. Independiente aprovechó la desesperación del local por descontar y llenó el terreno de juego de toques y jugadas de excelente nivel. Los goles de Usuriaga y Molina sellaron el marcador y despertaron la algarabía de su hinchada, mientras que la parcialidad local también apoyó a su equipo que si bien estaba jugando muy mal le había dado grandes satisfacciones durante el torneo. Así, la gente volvió a treparse al alambrado y provocó la suspensión definitiva del partido a tres minitos del final.
Independiente ganó sin discusión y ahora más que nunca, el sueño de ser campeón está cerca de hacerse realidad. Ahora viene el receso por el Copa América y eso nos lleva a preguntarnos: ¿Podrá el Rojo sin Menotti y algunas de sus figuras mantener el nivel hasta el final del torneo? El tiempo nos dará la respuesta. En tanto, Colón desperdició una excelente oportunidad para acercarse a Newell´s.
En esta fecha hubo una nueva edición del clásico platense que dejó la sensación de haber sido un derby distinto. Si bien se jugó fuerte y a cara de perro, como siempre, el desarrollo del juego no pasó por la mitad de la cancha, lo que habitualmente se convierte en un campo de batalla. El marco fue el de siempre y el resultado final no traicionó la estadística que indica que Estudiantes, desde que es dirigido por el “Profe” Córdoba, nunca perdió ante Gimnasia.
El trámite del partido fue parejo los 90 minutos. El partido nunca tuvo un dueño ya que ambos equipos se prestaron la pelota y repartieron las llegadas de gol. Por el lado de Estudiantes se destacaron Bossio y Palermo, quienes fueron los pilares del triunfo al convertirse en los responsables de lo que hacían en defensa y en ataque, respectivamente. Mientras que en Gimnasia se lucieron Noce y el incansable Troglio que con su ir y venir se convirtió en el jugador más valioso de la cancha.
Las jugadas de riesgo eran moneda corriente y en ambos arcos provocaron el típico “¡uuuhhh!” de la hinchada. Se pudieron haber convertido más goles sino fuera por la mala suerte, la imprecisión y las buenas salvadas de los dos arqueros. Una tras otra, las chances fueron desperdicias hasta que Azconzábal pudo el 1-0 definitivo cerca del epílogo.
El partido era el típico de esos en el que “hace el gol gana” y fue para Estudiantes, aunque pudo haber sido para Gimnasia. El empate hubiera sido lo más justo ya que ninguno fue superior al otro, pero festejó el Pincha y también el hincha del buen fútbol porque se vio un gran espectáculo donde, curiosamente, la violencia pasó a un segundo plano.
¿Por dónde empezar cuando sucedieron tantas cosas? ¿Cómo explicar algo sin contradecir el resto? ¿Por qué la violencia dice siempre presente en el fútbol argentino? Muchas preguntas y pocas respuestas dejó Lanús-Vélez, que no fue un partido normal y mucho menos bien jugado.
La clave del partido estuvo en la acción de errar: todos los protagonistas se equivocaron, algunos más que otros, como en el caso del árbitro Cordero.
Primer minuto: Mena desperdicia un penal.
Minuto 55: Chilavert le regala la pelota al “Chupa” López, quien la para con la mano y marca el gol sin que el árbitro se diera cuenta de la infracción.
Luego vino una seguidilla de errores de Cordero: expulsó a Cravero cuando correspondía apenas una amarilla y no le sacó tarjeta roja a Méndez ni a Moriggi que cometieron faltas mucho más graves que el 5 de Lanús. Y sancionó un indirecto que culminó en gol de Enría al interpretar que Compagnucci le pasó la pelota a Chilavert, quien la tomó con la mano, cuando en realidad el volante velezano había querido despejar.
Minuto 80: El error más triste y grave de todos. La parcialidad de Vélez demostró una vez más que no sabe perder y trató de entrar a la cancha rompiendo el alambrado, enfrentándose a la Policía y obligando a suspender el partido.
Pero también hubo algunos aciertos, como el inteligente y eficaz planteo del Granate para adueñarse de la pelota y atacar a su rival donde más le dolía, por los costados. También acertaron los volantes de Lanús al no meterse en el juego brusco que ofrecían sus pares de Vélez, Camps al convertir un golazo en el primer tiempo y Roa al marcar el 1-1 de penal cuando ninguno de sus compañeros quería asumir el compromiso de patear.
Ganó Lanús 2-1 y lo hizo con Justicia porque con poco le bastó para superar a un rival que se preocupó más por protestarle al árbitro que por jugar. El equipo de Cúper consiguió así su primer triunfo antes Vélez desde que regresó por última vez a Primera División.
Por otra parte, Racing y River se jugaban muchas cosas como la punta, el honor y el compromiso con su hinchada, pero los dos equipos jugaron con miedo y arriesgaron poco. La Academia y el Millonario disputaron un encuentro discreto, sin muchas llegadas de gol pero con mucho fervor, el mismo que transmitía la multitud que se dio cita en el Cilindro de Avellaneda.
Por un lado, River, con la espina clavada de la eliminación en la Copa a manos de Racing, quería tomarse revancha y que mejor manera de hacerlo que con un triunfo y en la propia cancha del rival. Y por el otro, la Academia estaba motivadísima por sus triunfos en la Libertadores con la ganas de bajar de nuevo a los dirigidos por el “Pelado” Díaz y colocarse a cuatro unidades de la punta.
Pero River no pudo con sus fantasmas y fue un equipo previsible, que no lastimó, aunque tuvo la suerte de contar con las individualidades de Salas, Berti y Gallardo, quienes fueron las razones del triunfo.
Mientras que Racing fue la contracara ya que estuvo bien en defensa pero sus jugadores más importantes, como Capria y Delgado, estuvieron apagados. Y se sabe cuando estos dos no aparecen, el equipo del “Coco” Basile no es más que alguna patriada de Galván o alguna avivada de Vilallonga. Es decir, muy poco.
Desde el campo de juego no llegaba ninguna razón para festejar. Sin embargo, las hinchadas no pararon de alentar y fueron quienes aportaron color a un encuentro gris.
En el primer tiempo apareció la inspiración de Salas y en la única oportunidad que tuvo puso el 1-0 parcial que tuvo un aroma a injusticia porque River no había mucho para superar a su rival.
En el complemento despertó el visitante y en 15 minutos hizo todos los méritos para llevarse el triunfo: a los 3´, Gallardo erró un mano a mano, a los 12´, llegó el segundo tanto de Salas y a los 14´, el chileno estrelló un tiro en el palo.
La reacción de Racing no se hizo esperar pero cada uno de sus avances fue confuso e intrascendente. La única forma de inquietar a Burgos fueron los disparos de media y larga distancia. Y faltaban 10 minutos cuando “Nacho" González descontó del penal y los fantasmas volvieron a acechar a los millonarios.
El pasado reciente entre ambos equipos hacía presagiar una levantada de Racing que pudo haber empatado si entraba el tiro del final de Galván.
Ganó River 2-1, con lo justo y algunas gotas de buen fútbol que alcanzaron para superar a un Racing que chocó contra su propia inoperancia. Los dirigidos por Díaz llegaron a la punta y ahora, ¿quién los baja?
El resto de la fecha arrojó los siguiente resultados: Boca 1-3 Español, Gimnasia de Jujuy 2-0 Unión, Platense 1-3 Huracán de Parque Patricios, Huracán Corrientes 2-1 Ferro y Central 2-0 Banfield.
(1) Después de este clásico, Waldo Rodríguez, hincha de Racing, fue asesinado de de un balazo tras un enfrentamiento con hinchas millonarios en el partido bonaerense de Quilmes cuando regresaban de la cancha.
AA
Junio 1997.