El encuentro entre Argentina e Inglaterra por los cuartos de final de la Copa del Mundo jugada en México en 1986 fue, sin lugar a dudas, el clásico más recordado de la historia entre estos dos países y uno de los mejores partidos de todos los mundiales disputados hasta la fecha.
Este cotejo épico, que se disputó el 22 de junio y en el estadio Azteca de México D.F, tuvo todos los ingredientes que un buen clásico debe tener para entrar en las páginas doradas del libro del fútbol. Tuvo buen juego, un marco espectacular, un gol ilegítimo que despertó una eterna polémica, otro que fue una obra de arte y un final dramático ¿Se puede pedir algo más?
Este partido era, además, el primer enfrentamiento entre argentinos e ingleses después de la Guerra de Malvinas de 1982. Por lo que el clima bélico calentó los ánimos de los hinchas, jugadores y cuerpos técnicos de ambos países. En especial del lado de los sudamericanos, que veían en el fútbol una manera de vengar la memoria de los soldados caídos en las islas.
“Este es un partido para que se confundan los imbéciles”, dijo Valdano momentos previos al encuentro frente a los ingleses. “El encuentro entre Argentina e Inglaterra tiene suficientes elementos para que valga por sí solo, representa un choque de estilos absolutamente distintos”, sostuvo el delantero argentino y agregó: “La mezcla de la política y el deporte es permanente pero la política no está metida dentro de una cancha. Allí somos hombres que tenemos la misión de jugar y no otra cosa”.
Valdano no fue el único jugador argentino que en ese momento intentó aportar palabras de cierta tranquilidad. El jueves 19, luego del entrenamiento, un grupo de periodistas ingleses rodeó a Maradona y le preguntaron la relación entre el conflicto armado y el match.
-Nosotros vamos a jugar un partido de fútbol y trataremos de ganarlo como siempre- respondió Diego.
-Pero la política mister Diego, la política tiene su influencia...- insistió uno de los periodistas.
-Yo no hablo de política, juego al fútbol.
Ante esa actitud de presión de la prensa británica, el director técnico inglés, Robby Robson, pidió que ambos equipos hicieran el reconocimiento del campo del Azteca juntos, para evitar roces y así calmar un poco los ánimos.
Lo cierto es que, como se supo muchos años después, los jugadores argentinos jugaron contra Inglaterra sin dejar de pensar en lo que había pasado en 1982. Se trataba de un sentimiento que compartían con todo el país. “Era como ganarle más que nada a un país, no a un equipo de fútbol. Intimamente sabíamos que habían muerto muchos pibes argentinos, que los habían matado como pajaritos” sostuvo Maradona en 2002
“Nosotros hacíamos culpables a los jugadores ingleses de todo lo que había sucedido. Sí, ya sé que era una locura pero así lo sentíamos y era más fuerte que nosotros”, agregó el astro.