A continuación, para inaugurar esta sección deportiva, una serie de crónicas sobre todos los partidos entre los seleccionados mayores de fútbol de Inglaterra y Argentina.
El León de Wembley
En 1951, por primera vez en la historia, se enfrentaron los seleccionados nacionales de fútbol de Argentina e Inglaterra. Así, en un partido de características muy amistosas, casi diplomáticas, comenzó la serie de choques entre los “maestros” del fútbol y uno de sus mejores “alumnos”. Una serie de matches que, con el correr de los años, adornaría de emociones, gran juego y épicos acontecimientos al fútbol mundial, ya que no hubo ni habrá clásico intercontinental como éste.
La Selección Argentina era por entonces, por debajo de la de Uruguay, el mejor equipo de Sudamérica. Había logrado el subcampeonato del mundo en 1930 y había sido eliminada en el 38´ en los octavos de final. Pero los hechos más recientes lo habían encontrado como el gran ganador de los torneos sudamericanos, lo que hoy se conoce como la Copa América.
En el torneo sudamericano de Guayaquil de 1947, Argentina arrasó y eso elevó el prestigio del conjunto nacional de ese país. Los argentinos se jactaban de tener el mejor fútbol del mundo, pero todavía le faltaba rendir el examen intercontinental.
Pero Argentina se negó a participar del Mundial de Brasil de 1950 por lo que la prueba de fuego tuvo que esperar. Entonces, el presidente Gral. Juan Domingo Perón, de poca paciencia, le propuso a Valentín Suárez, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, organizar una gira de partidos amistoso por Europa, que abarcara especialmente las islas británicas.
“Armen un equipo y gánenle a esos ingleses que nos va a venir muy bien”, le habría dicho Perón a Suárez, según el relato del goleador argentino Mario Boyé. El partido finalmente se programó para el 9 de mayo de 1951, fecha en la que se inauguró el Festival de Gran Bretaña de Fútbol, organizado por Sir Stanley Rous, titular de la Football Association (F.A) y que incluyó más de cien encuentros entre clubes británicos y varios cotejos internacionales.
De esta manera, la selección argentina partió a Gran Bretaña con la misión de hacer valer el prestigio del fútbol argentino ante los ojos del mundo, aunque este mundo le era totalmente desconocido. Allá la esperaban los inventores del fútbol, sus maestros de principio de siglo. “Nuestro fútbol será exhibido ante el resto del mundo. Es la cosa más importante que hayamos inventado jamás”, sostuvo Rous en un comunicado a los participantes del festival.
En ese momento, si bien Inglaterra mantenía la reputación de ser los creadores de este deporte, tenía poco logros a nivel internacional. El equipo británico no había participado de los mundiales del 30´, 34´ y 38´ porque en esos años no era miembro de la Federación Internacional de Fútbol y Asociados (FIFA) que organizaba, y lo hace aún, las Copas del Mundo.
Recién jugó una Copa del Mundo en 1950, en Brasil, donde cosechó un discreto octavo lugar, luego de quedar eliminada en primera ronda tras vencer a Chile, perder sorpresivamente ante el débil Estados Unidos y caer ante los españoles.
Para colmo de males, la selección inglesa había perdido su invicto jugando como local en el mítico estadio de Wembley, “La Catedral del fútbol”. Por la British Cup disputada el 14 de abril de 1951 había sido derrotada por su archirrival Escocia, por 3 a 2. Es decir a poco menos de un mes de enfrentar a Argentina, los ingleses habían recibido un duro golpe, del cuál tenían que recuperarse a la fuerza.
En 1951, por primera vez en la historia, se enfrentaron los seleccionados nacionales de fútbol de Argentina e Inglaterra. Así, en un partido de características muy amistosas, casi diplomáticas, comenzó la serie de choques entre los “maestros” del fútbol y uno de sus mejores “alumnos”. Una serie de matches que, con el correr de los años, adornaría de emociones, gran juego y épicos acontecimientos al fútbol mundial, ya que no hubo ni habrá clásico intercontinental como éste.
La Selección Argentina era por entonces, por debajo de la de Uruguay, el mejor equipo de Sudamérica. Había logrado el subcampeonato del mundo en 1930 y había sido eliminada en el 38´ en los octavos de final. Pero los hechos más recientes lo habían encontrado como el gran ganador de los torneos sudamericanos, lo que hoy se conoce como la Copa América.
En el torneo sudamericano de Guayaquil de 1947, Argentina arrasó y eso elevó el prestigio del conjunto nacional de ese país. Los argentinos se jactaban de tener el mejor fútbol del mundo, pero todavía le faltaba rendir el examen intercontinental.
Pero Argentina se negó a participar del Mundial de Brasil de 1950 por lo que la prueba de fuego tuvo que esperar. Entonces, el presidente Gral. Juan Domingo Perón, de poca paciencia, le propuso a Valentín Suárez, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, organizar una gira de partidos amistoso por Europa, que abarcara especialmente las islas británicas.
“Armen un equipo y gánenle a esos ingleses que nos va a venir muy bien”, le habría dicho Perón a Suárez, según el relato del goleador argentino Mario Boyé. El partido finalmente se programó para el 9 de mayo de 1951, fecha en la que se inauguró el Festival de Gran Bretaña de Fútbol, organizado por Sir Stanley Rous, titular de la Football Association (F.A) y que incluyó más de cien encuentros entre clubes británicos y varios cotejos internacionales.
De esta manera, la selección argentina partió a Gran Bretaña con la misión de hacer valer el prestigio del fútbol argentino ante los ojos del mundo, aunque este mundo le era totalmente desconocido. Allá la esperaban los inventores del fútbol, sus maestros de principio de siglo. “Nuestro fútbol será exhibido ante el resto del mundo. Es la cosa más importante que hayamos inventado jamás”, sostuvo Rous en un comunicado a los participantes del festival.
En ese momento, si bien Inglaterra mantenía la reputación de ser los creadores de este deporte, tenía poco logros a nivel internacional. El equipo británico no había participado de los mundiales del 30´, 34´ y 38´ porque en esos años no era miembro de la Federación Internacional de Fútbol y Asociados (FIFA) que organizaba, y lo hace aún, las Copas del Mundo.
Recién jugó una Copa del Mundo en 1950, en Brasil, donde cosechó un discreto octavo lugar, luego de quedar eliminada en primera ronda tras vencer a Chile, perder sorpresivamente ante el débil Estados Unidos y caer ante los españoles.
Para colmo de males, la selección inglesa había perdido su invicto jugando como local en el mítico estadio de Wembley, “La Catedral del fútbol”. Por la British Cup disputada el 14 de abril de 1951 había sido derrotada por su archirrival Escocia, por 3 a 2. Es decir a poco menos de un mes de enfrentar a Argentina, los ingleses habían recibido un duro golpe, del cuál tenían que recuperarse a la fuerza.