La previa

El jueves 27 de mayo de 2004 River Plate le ganó al Deportivo Cali de Colombia por 3 a 1 y se clasificó para las semifinales de la Copa Libertadores donde lo esperaba nada más y nada menos que su clásico rival: Boca Juniors.
Atrás había dejado el complicado Pascual Guerrero de Cali y la presión que significó para el plantel y los hinchas millonarios que los bosteros hayan entrado entre los mejores cuatro del continente un par de días antes.
Cuando el triunfo de River finalmente se concretó comenzó oficialmente la previa del superclásico más increíble de la historia del fútbol argentino y latinoamericano.
Los hinchas ya se lo imaginaban y la ansiedad ya se palpaba en las calles. Los de Boca querían revancha del partido por el Clausura del 16 de mayo, en el que habían caído por 1 a 0 y quedado malheridos.
Los de River también andaban con sed de venganza. Pero en sus mentes había un recuerdo un poco más viejo. El partido de los cuartos de final de la Copa Libertadores 2000, cuando en cancha de Boca perdieron 3 a 0 y Palermo, en casi una pierna, les hizo un gol de película y los eliminó del certamen.
En Hotel Internacional de Cali el plantel de River armó una fiesta llena de cánticos contra Boca porque no veía la hora de enfrentar a sus primos. En el medio había que seguir jugando el torneo local donde disputaba la punta justamente contra su clásico rival.
Pero poco importaba eso al corazón millonario, el plato fuerte era otro. No quería volver a sufrir lo sucedido en 2003 cuando los xeneizes ganaron la copa continental e intercontinental y dejaron el torneo en manos de River, que sintió minimizado el valor de su logro.
Fernando Cavenaghi fue el primer jugador riverplatense en salir a hablar de las semifinales coperas que se venían. “Hay que disfrutar sin volverse loco, de a poco”, sostuvo el delantero, tratando de restarle importancia al encuentro y de contener la ansiedad que ya inundaba el mundillo futbolístico argentino.
A estas alturas, ¿qué equipo era el favorito? Como ocurre en toda instancia definitiva de una competencia importante, se empezaron a barajar distintas probabilidades.
En una encuesta sobre 600 hinchas en el diario brasileño la Gazeta Esportiva se afirmó que el 43,9 por ciento creía que la final de la Copa la jugarían Boca y el San Pablo de Brasil, que se enfrentaba al sorprendente Once Caldas colombiano, mientras que el 31,9 opinó que la lucha por el título estaría en manos de River y los brasileños.
En Brasil, que si hay algo en lo que son especialistas es en fútbol, veían con más posibilidades al equipo de la Ribera. En tanto, en Argentina, nadie se animaba a hacer un pronóstico porque se sabía que en una instancia tan decisiva cualquier cosa podía pasar y efectivamente pasó de todo.