II

La otra
Luego de la declaración de Paula, por la tarde fue el turno de Gisella quien contó que la noche del crimen a ella y su grupo la echaron de Dallas por pedido de Cozza, a quien luego vio cuando iban por Libertador y apareció la camioneta, momento en que Marcos dijo que el conductor de ese vehículo era el dueño del restaurante.
Pero la segunda testigo dijo que en ningún momento pudo ver los rasgos fisonómicos del conductor de la camioneta, que sólo sintió los disparos como fuegos artificiales y que luego vio la sangre en la mano donde recibió un tiro.
Por otro lado, el abogado de Gisella presentó unas radiografías en las que aparece un proyectil en la mano izquierda de la joven. Según la testigo, horas después de la balacera un traumatólogo la operó en el hospital de San Isidro y le sacó el proyectil. Pero ni el secuestro de esa bala ni la mencionada operación, ni las radiografías aparecían en la causa hasta entonces.
El hermano de Gisella, Leonardo, era al momento del hecho y sigue siendo empleado de los Cozza para quienes trabaja como carpintero en el restaurante. Por esa razón y ante las vagas respuestas de la testigo, la fiscal le preguntó si él le había sugerido a ella que cambiara su declaración pero la joven respondió que no.
Antes las contradicciones de los testimonios de Paula y Gisella, la fiscal pidió que se llevara a cabo un careo entre ambas jóvenes en el que se mantuvieron en sus dichos aunque la primera de ellas sostuvo que su ex amiga la llamó días antes de comenzar el juicio para que se pusieran de acuerdo sobre sus declaraciones y, por otro lado, que su padre había recibido el sábado anterior una carta amenazante.
Después se supo que el padre de Paula también denunció que el hermano de Cozza le había ofrecido antes del juicio una suma muy importante de dinero en dólares a cambio de que su hija cambiara su declaración.
Durante toda la jornada, Cozza habló mucho con su abogado, gesticuló bastante, se mostró irónico y, en un momento, comenzó a aplaudir y a decir que la fiscal inducía con sus preguntas a una testigo por lo que fue severamente advertido por los jueces.
“No aguanto más; esto es insoportable. Escuchar las barbaridades que dicen estos tipos para defenderse es una locura. Yo a mi hermano lo cuidaba mucho y no puedo explicar lo que siento”, dijo Mariano, hermano de Marcos, presente en la sala.
“Cuando lo vi entrar a Cozza en la sala tenía ganas de pararme y de decirle cualquier barbaridad. A mi hermano lo mató este asesino que no le dio tiempo a nada. Ojalá que se pudra en la cárcel. Tengo una bronca terrible”, expresó el hermano de la víctima al retirarse de los tribunales al cabo de la primera jornada del debate.