Muchos años de disputas pasaron para que los británicos, los “padres” del fútbol, al fin organizaran la VIII Copa del Mundo en su tierra. Fue en 1966, cuando Inglaterra se convirtió en “el candidato” a llevarse el trofeo, sensación, que se vivió antes, durante y después del torneo. Los ingleses estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para quedarse con la Jules Rimet y, como si eso fuera poco, contaron con el inmenso apoyo de la FIFA, cuyo presidente era Stanley Rous, ex titular de la Football Association (F.A).
Dadas las circunstancias, no extrañó que a lo largo del campeonato ocurrieran incidentes que favorecieron a Inglaterra, en particular, y a otros equipos europeos, en general. ¿Las víctimas? Las selecciones sudamericanas, que debieron soportar sanciones dudosas, como las designaciones a dedo de los árbitros y expulsiones de jugadores claves, como la del capitán argentino Antonio Rattín.
Todos estos condimentos hicieron que este torneo sea recordado como “El Mundial de la polémica”. En este marco totalmente favorable a los locales y evidentemente negativo para el equipo argentino, se disputó un nuevo clásico. Pero no fue uno más, sino que se convirtió en el partido que significó el nacimiento de la gran rivalidad, ya no sólo futbolística, entre ambos países.
Inglaterra se había sentido desde el comienzo obligada a ganar la copa. Su director técnico, Alf Ramsey, había dispuesto un largo período de preparación. “A todo aquel que no se sienta en condiciones de soportar un período ininterrumpido de prácticas y trabajos, se le invita a decirlo ahora y a retirarse a tiempo... sin rencores”, les dijo el técnico a sus dirigidos en el primer entrenamiento.
Los locales, con las figuras de Bobby Charlton y Bobby Moore, llegaron al partido contra Argentina ganando el Grupo 1. Allí, jugando ante multitudes cada vez más enfervorizadas, empató sin goles en el debut contra Uruguay, derrotó a México 2 a 1 y finalmente consiguió la clasificación y la primera colocación al vencer a Francia por un claro 2 a 0.
El equipo argentino, por su parte, había llegado a los cuartos de final luego de terminar en la segunda colocación del Grupo 2, debajo de la poderosa Alemania Federal. Lo había logrado en base a dos triunfos y un empate, por lo que llegaba también de manera invicta al choque frente a los ingleses.