El clásico argentino inglés disputado el 13 de mayo de 1980 en Wembley fue catalogado por la crítica especializada como uno de los mejores partidos de fútbol a nivel mundial debido a la calidad de juego exhibida por sus protagonistas.
Salió un partido bárbaro que se convertiría con el correr de los años en un ensayo de lo que ocurriría en la Copa del Mundo de México 86´. También fue, y esto no es menos importante, el último Argentina–Inglaterra previo a la Guerra de Malvinas de 1982.
Las hostilidades provocadas después del clásico del 66´ ya parecían haber sido superadas pero faltaba poco tiempo para que nacieran nuevas razones para que volvieran a odiarse.
La selección Argentina llegó a este encuentro amistoso como la campeona del mundo ya que se había adjudicado el torneo de 1978 disputado en su tierra. En el equipo todavía estaban los jugadores que habían participado en esa gesta deportiva histórica con el capitán Daniel Passarella a la cabeza.
A esta experiencia se le habían sumado la calidad de jugadores jóvenes que en 1979 se habían coronado campeones en el Mundial Sub 20 de Japón. Entre estos pichones de crack se encontraba Diego Maradona a quien acompañaban Juan Barbas y Ramón Díaz.
Así, Argentina llegaba como favorita para romper con la racha adversa en enfrentamientos contra ingleses en el estadio de Wembley. El equipo pisó suelo inglés el 11 de mayo proveniente de Buenos Aires, donde el 30 de abril había derrotado a la República de Irlanda por 1 a 0 con una anotación de Maradona, su máxima figura.
El Diego tenía sólo 19 años, jugaba en Argentinos Juniors y por ese entonces ya se hablaba de un posible pase al Barcelona de España en 6 millones de dólares, una cifra increíble para la época. Los argentinos le decían “El Pibe de Oro” y ya lo calificaban como el mejor jugador del mundo.
Con esta chapa a cuestas llegó a Gran Bretaña, donde todos los ojos se posaron en él. “¿El primer Maradona o el segundo Pelé?”, tituló el matutino londinense The Sunday Telegraph en una entrevista al jugador argentino. “Yo sólo quiero ganarle a Inglaterra”, fue una de las respuestas del futbolista al periodista inglés. Los elogios no le importaban.
Sin embargo, el director técnico inglés, Ron Greenwood, no se mostró muy preocupado por la estrella de Maradona pero si resaltó la calidad del encuentro. “Para Inglaterra es muy beneficioso jugar con un rival de jerarquía como Argentina, en especial en esta etapa en que nos preparamos para las finales de la Copa Europea de Naciones”, dijo.
“Sólo después de que juegue en Wembley se podrá decir que es el mejor jugador del mundo”, agregó el entrenador.