El partido del miedo

El enfrentamiento entre argentinos e ingleses en el Mundial de Francia de 1998 estuvo cargado de incidentes, excesos y polémicas ya que se vivió con mucha emoción y adrenalina desde ambos lados, a tal punto, que hubo una sensación de miedo, antes durante y después del partido.
Por un lado estaba Inglaterra, que retornaban a una Copa del Mundo después de ocho años, tras no haber clasificado para Estados Unidos 94´. El conjunto europeo llegaba con muchas ganas de hacer un buen papel y, aunque sabían que no se encontraban entre los mejores, quería olvidar los tragos amargos de la eliminación de la Eurocopa de 1996, jugada en casa y a manos de otro clásico rival: Alemania.
Mientras tanto, Argentina llegaba con un equipo joven, en el que la mayoría de sus jugadores debutaban en un Mundial pero, al mismo tiempo, transmitían una imagen sólida. No era el gran candidato como lo sería luego en el 2002, pero sus chances eran buenas porque le había tocado un grupo clasificatorio bastante accesible.
Los argentinos no tuvieron problemas para pasar a los octavos de final con tres victorias seguidas y sin recibir goles en contra. Debutaron ante Japón el 14 de junio en Toulouse y ganaron 1 a 0 con gol de Batistuta. Luego, el 21, en Paris, golearon a Jamaica 5 a 0 con tres anotaciones del Batigol y dos de Ortega. Finalmente, el 26, en Burdeos, derrotaron a Croacia por 1 a 0 con gol de Pineda.
En cambio, a los británicos todo se les hizo muy difícil. El equipo dirigido por Glen Hoddle debutó el 15 de junio, en Marsella, ganándole 2 a 0 a Túnez con goles de Shearer y Scholes. Luego, el 22, en Touluose, cayó 1 a 2 ante Rumania sobre el final. Pero se recuperó 4 días después, en París, donde derrotó a Colombia 2 a 0, con goles de Anderton y Beckham.
Sin embargo, la característica de toda la primera ronda clasificatoria del Mundial fueron los incidentes que produjeron los hinchas, en especial, los hooligans ingleses, a quienes se les sumaron los barrabravas argentinos.
Como si esto fuera poco, en toda Francia había un fuerte sentimiento de inseguridad debido a la gran cantidad de amenazas de atentados terroristas. Por esto, los galos desarrollaron un fuerte operativo de custodia durante todo el torneo.
“El riesgo cero no existe”, sostuvo Dominique Spinosi, director de del Comité de Seguridad del Mundial. El número de los miembros de las fuerzas de seguridad fueron un hecho sin precedentes en una Copa del Mundo, que solamente fue superado en el certamen de Corea y Japón del 2002.
Las autoridades francesas designaron la presencia de 12.000 voluntarios, que son los que se encuentran al costado de la cancha de frente a las tribunas. Además había 8.000 policías, 3.000 socorristas, otros 8.000 gendarmes y 4.000 militares, que incluyeron grupos especiales antiterrorismo.
Así, en cada partido disputado hubo 1 voluntario cada 100 espectadores, 1 socorrista cada 1.000, 600 policías uniformados, y entre 200 y 250 oficiales vestidos de civil. También estaban presentes 6 efectivos del grupo especial antibombas y un juez, para arrestar a cualquier individuo ante el menor incidente. Todo esto estaba vigilado desde el aire con helicópteros militares de avanzada.