Apenas el equipo argentino puso un pie en el aeropuerto de Heathrow aparecieron los incidentes. Primero un hecho extra futbolístico, como el estallido de dos bombas a cargo del ejército irlandés que provocó un caos en la terminal. Y segundo, las agresiones de la prensa británica contra los sudamericanos. “Regresaron los hijos de los animales”, fue la tapa del sensacionalista matutino The Guardian.
El ambiente también estaba enrarecido porque el fútbol inglés no pasaba por su mejor momento. Inglaterra, sorpresivamente, había quedado afuera del Mundial 74´ luego de haber terminado segunda en el grupo que disputó con Polonia -campeón olímpico en 1972- y Gales.
El equipo dirigido por Alf Ramsey estaba en un proceso de cambio. Si bien aún quedaban algunos jugadores que habían ganado la Copa del Mundo en 1966, como Collin Bell, y que habían alcanzado los cuartos de final en México 70´, se trataba de un grupo joven. Había muchachos con mucho futuro pero con poca experiencia como, por ejemplo, Kevin Keegan, quien recién empezaba a triunfar en el conjunto del Liverpool.
El equipo británico le había ganado a Gales en Cardiff pero no pudo en la revancha en Wembley y empató 1 a 1. Luego vino la derrota ante Polonia como visitante por 2 a 0 y la clasificación comenzó a parecer cada vez más imposible.
Finalmente, el 17 de octubre de 1973, Inglaterra empató 1 a 1 con los polacos de local y se quedó afuera del Mundial de Alemania.
De esta manera, ante tamaño fracaso deportivo, acabó la era de Ramsey como director técnico de la selección inglesa de fútbol luego de 11 años, en los que consiguió nada más y nada menos que la única Copa del Mundo, que adorna las vitrinas de la Football Association.
Por su parte, Argentina seguía inmerso en un mar de dudas. En lo futbolístico, Yazalde, la estrella internacional del equipo, había concentrado pero estaba en duda por una lesión. Mientras que en lo político, Fernando Mitjans, el presidente de la AFA que había sido elegido el 19 de mayo sin intervención del Poder Ejecutivo, tambaleaba en su cargo por diferencias con la Secretaria de Deportes.
Mitjans se había rehusado a participar de la Comisión de Apoyo para la organización del Mundial 78´ en Argentina y, además, no quería que los ingresos del PRODE fueran a parar a los fondos para la realización de aquel torneo. Esto lo llevó a que el 6 de junio, mientras Argentina daba lástima en Alemania, Mitjans renunciara a su cargo.
Paralelamente, el clásico despertaba polémicas, como la decisión de que el argentino Arturo Ithurralde refereara el match entre Argentina e Inglaterra. Ante tanta hostilidad, el embajador Manuel de Anchorena tuvo que presentar una protesta en el Foreign Office para detener la campaña “argentinofóbica” de la prensa británica.
Para meter más presión a una olla que estaba por explotar, también eran recientes los incidentes en el partido entre el Celtic y el Atlético de Madrid de Ayala y Heredia, en Glasgow, por las semifinales de la Copa de Campeones de Europa. Eso recrudeció las agresiones destinadas a los argentinos. “Ayala, el villano de Glasgow”, tituló The Daily Mirror, que además sostuvo que era “una vergüenza” si Cap lo incluía entre los titulares.
El entrenador argentino y sus jugadores trataron de poner paños fríos a la situación. “Nosotros venimos a jugar al fútbol. De una vez por todas los problemas deportivos entre ambos países deberán olvidarse y mirar hacia delante”, sostuvo Cap. Mientras que Perfumo, el único sobreviviente del 66´ dijo: “Nosotros vamos al Mundial y tenemos que conformar un equipo, no pegar patadas”, en referencia a la preocupación de los periodistas ingleses que querían saber si los jugadores argentinos iban a ser rudos y pegar mucho.