1962-1965: Parte III*

* Basado en un texto de Julio Godio.

 El 16 de diciembre de 1963, el CCC aprobó el inicio de la segunda etapa del “Plan de Lucha” que comenzó formalmente el 4 de febrero del 64´ con los partidos políticos, excepto el Partido Socialista Democrático, los conservadores y la UCRP.

 El 28 del mismo mes, se reunió nuevamente el CCC para ejecutar el único punto en el que había coincidido con el gobierno radical: enviar varios proyectos al Congreso sobre la aplicación de la Ley de Abastecimiento, aumento de montos mínimos a jubilaciones y pensiones, reincorporación de cesantes, amnistía y caso Vallese.

 El gobierno intentó desplazar el conflicto hacia la Cámara de Diputados y obligar a la CGT a involucrarse en el funcionamiento del Poder Legislativo y aceptar las decisiones de éste. La central obrera aceptó el reto pero no se limito a enviar los proyectos sino que los acompaño con medidas de fuerza ya que la proscripción del peronismo hizo que no contara con diputados y senadores del movimiento.

 El CCC resolvió el 10 de abril realizar una nueva concentración frente al Congreso. La medida fue suspendida para reanudar conversaciones con las autoridades parlamentarias. Estas reuniones fracasaron, por lo que el Consejo decidió el 1 de mayo impulsar una nueva forma de acción sindical que se constituyó en el núcleo de la segunda etapa del “Plan de Lucha”: ocupaciones de fábricas, medida que se desarrolló de manera parcial, zonal y por grupos; también de forma total y simultánea en todo el país por el termino de 24 horas.

 De esta manera las ocupaciones de fábricas se tornaron en una forma de lucha fronteriza con una postura “subversiva” e “izquierdista” ya que cuestionaba no sólo la autoridad del Estado, sino también la propiedad privada de los empresarios.

 Pero el "vandorismo" estaba dispuesto a “ir más lejos” hasta lograr que el movimiento sindical fuera reconocido por el empresariado como “factor de poder” dentro del sistema de relaciones políticas.

 Luego, el CCC se reunió el 8 de julio y tomó una nueva decisión: reinstalar las movilizaciones obreras dentro de un espacio político más amplio convocando a 45 Cabildos Abiertos zonales, provinciales y uno nacional.

 El "Plan de Lucha" logró el objetivo de demostrar que la CGT era un “factor de poder” y que se trataba del eje de aglutinamiento de partidos políticos y movimientos sociales populares. Pero en el interior de la organización obrera el sector independiente indicó a las 62 Organizaciones que no estaba dispuesto a ser el “furgón de cola” para desestabilizar al gobierno de Illia. Y al mismo tiempo, en las propias "62" había quienes pensaban con razón que el vandorismo intentaba construir un “peronismo sin Perón” y que ello era inadmisible.